El 24 de marzo de 1809 nacía en Madrid el periodista y escritor Mariano José de Larra. Con motivo de esta efemérides, el sábado 25 tuvo lugar un homenaje en el Panteón de Hombres Ilustres de la Asociación de Escritores y Artistas, en el que reposan sus restos, situado en la Sacramental de San Justo.
El acto estuvo presidido por Jesús Miranda de Larra, descendiente directo del escritor, quien pronunció unas palabras con las que se dio inicio al homenaje. Previamente, le fue entregado un pequeño regalo de cumpleaños, dado que en este día se celebraba su onomástica. Casualidades del destino, que quiso que naciera un día después a la fecha en que viniera al mundo su ilustre antepasado.
Tras una breve introducción comenzó el homenaje propiamente dicho, con lecturas relacionadas con el malogrado literato. Así, Sara Olympia, convenientemente caracterizada para la ocasión, interpretó un fragmento de la novela de Larra “El Doncel de don Enrique el Doliente”.
Poco a poco, las palabras envolvían el panteón en que descansan los restos de Larra, con fragmentos de “El diablo mundo”, de José de Espronceda, el poema autobiográfico “Pablo Guido”, de José Zorrilla, la crítica que Mariano José de Larra realizó de la obra “Los amantes de Teruel”, de Juan Eugenio de Hartzenbusch, el fragmento del capítulo IX de la segunda parte de “La Voluntad”, de Azorín, unos versos de la obra de Francisco Nieva “Sombra y quimera de Larra”,diversas greguerías de “Los muertos, las muertas y otras fantasmagorías”, de Ramón Gómez de la Serna, así como diversos “rehiletes” extraídos de la abundante producción literaria de Larra.
Tras estas lecturas, amenazadas por una incipiente llovizna que llegó a alterar el orden del acto, dos pequeñas damas y un pajecillo realizaron una ofrenda de flores a la sepultura de Larra, seguida por una ofrenda de palabras por parte de los actores que intervinieron en el homenaje, quien dejaron sobre las lápidas los textos leidos durante aquella mañana. No olvidemos que junto a Larra también reposan en este panteón los restos de Espronceda, Hartzenbusch y Gómez de la Serna.
Como colofón a este emotivo homenaje, algunos asistentes y participantes, entre ellos varios miembros de “La Gatera de la Villa” se desplazaron hasta el histórico y castizo restaurante Casa Ciriaco, donde disfrutaron de un frugal almuerzo.
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