San Dámaso, ¿un papa madrileño?

«Nació el glorioso San Dámaso en esta villa de Madrid para mucha gloria suya y bien de la iglesia, a buelta del año de trescientos y quatro, en el primero del Imperio de Maximiano Galerio, y Constancio Cloro».

«A la muy antigua, noble y coronada villa de Madrid: historia de su antigüedad, nobleza y grandeza».  Jerónimo de Quintana (1629).

Un pontificado trascendental

La figura de San Dámaso como papa resulta fundamental para comprender el desarrollo de la Iglesia primitiva. Su pontificado, que se extendió desde el año 366 hasta su muerte en 384, fue decisivo para la consolidación de la autoridad del Papa y para la promoción de la ortodoxia cristiana frente a las diversas herejías que amenazaban la unidad de la Iglesia. San Dámaso llevó a cabo, además, una serie de reformas litúrgicas y teológicas que tuvieron un impacto significativo en la estructura y doctrina eclesiástica.

La Vulgata: San Dámaso fue el principal impulsor de la traducción de las sagradas escrituras  del hebreo y griego al latín, tarea que encomendó a San Jerónimo.

«Tú me obligas a hacer una nueva obra desde los antiguos libros, y me mandas que, sentado como juez, decida cuál de las versiones difiere menos del griego«

San Jerónimo a San Dámaso, Epístola 57, 376 d.C.

Esta traducción dio origen a la Vulgata, que se convirtió en la versión oficial en latín de las Escrituras. Fue utilizada durante siglos en la liturgia y en la enseñanza oficial de la Iglesia, consolidándose como un pilar fundamental de la doctrina cristiana.

San Jerónimo entrega la Biblia a san Dámaso. Miniatura de la Biblia de Hainaut, Francia, s. xv.
San Jerónimo entrega la Biblia a San Dámaso. Miniatura de la Biblia de Hainaut.

 

Reformas litúrgicas: Durante el siglo IV, la Iglesia atravesaba una época de profundas divisiones doctrinales, especialmente relacionadas con el arrianismo, una herejía que negaba la plena divinidad de Jesucristo. San Dámaso combatió activamente estas desviaciones doctrinales, así como otras herejías como el apolinarismo y el macedonianismo, que fueron condenadas en dos sínodos celebrados en los años 368 y 369.

Entre sus reformas litúrgicas, introdujo el canto del aleluya en la misa dominical e instauró el uso de la doxología trinitaria, incorporando en las oraciones litúrgicas la fórmula: “Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Preservación de las catacumbas: San Dámaso también promovió la conservación de las catacumbas de los mártires cristianos, que eran lugares de sepultura y veneración para los primeros cristianos, esforzándose por preservar la memoria de estos mártires y de que su legado no se perdiera con el paso del tiempo.

¿Dónde nació San Dámaso?

La controversia sobre el lugar de nacimiento de San Dámaso ha sido un tema recurrente de debate entre los historiadores a lo largo de los siglos. Diversas localizaciones, como Roma, Egitania (actual Idanha-a-Velha) y Guimarães (ambas en Portugal), así como Madrid y Villamanta en España, han sido propuestas como posibles lugares de su nacimiento. En el presente artículo se examina, en particular, la hipótesis que vincula estas localidades españolas con su origen, a través de diversos testimonios que incluyen documentos y elementos artísticos, de los cuales se citarán algunos ejemplos.

Madrid patria verdadera del diamante de la fe, del martillo de los hereges, de San Damaso el primero, pontifice ... / que Dedica, y ofrece à ... Madrid ... Don Melchor de Cabrera Nuñez de Guzman

La Iglesia de San Salvador

La iglesia de San Salvador fue uno de los diez antiguos templos que existían en Madrid mencionados en el Fuero de 1202. Se levantaba frente a la actual Plaza de la Villa y fue derribado en 1843. La tradición sostiene que en esta iglesia se conservaba la pila en la que San Dámaso recibió el bautismo. Esta pila se encontraba en la pared del lado del Evangelio de la antigua Capilla Mayor, y sobre ella había una pintura del santo, que constituía un elemento significativo de la devoción local. Tras la reedificación de la iglesia, la pila bautismal fue trasladada a la Capilla Alta, que pertenecía a los Castillos. Posteriormente, cuando se reubicó el Altar Mayor, la pila fue llevada a la Capilla de los Henaos. La imagen primitiva del santo fue borrada de la pared, por lo que se hizo necesario realizar una nueva pintura, con el fin de preservar la memoria y la veneración de San Dámaso. Tanto la pila como el cuadro se perdieron tras la demolición de la iglesia.

El Convento del Carmen Calzado

En el número 10 de la calle del Carmen se encuentra la iglesia de Nuestra Señora del Carmen y San Luis Obispo. Este templo pertenecía originalmente al convento del Carmen Calzado, fundado en 1573 bajo la advocación de San Dámaso. El convento estaba ubicado en la plaza que actualmente lleva su nombre, y fue víctima de la desamortización en 1836. En su interior se conservaba una pintura, actualmente perdida, obra de Luis Tristán, discípulo de El Greco, que representaba a San Dámaso pontífice, sentado en su trono y recibiendo la Biblia de manos de San Jerónimo. La inscripción al pie del cuadro decía: «S. Dámaso Papa, natural de Madrid.»

El cuadro de la Iglesia de San Pedro el Viejo

También en la Iglesia de San Pedro el Viejo, en un pilar frente a la capilla del Santo Cristo de las Lluvias, se conservaba una pintura, también desaparecida, de San Dámaso, retratado de cuerpo entero y acompañado de dos cardenales arrodillados en actitud de veneración. La inscripción en el lienzo decía: «San Dámaso de Madrid».

El Rey Wamba, las Puertas de Toledo y una moneda de Alfonso VII

Durante el reinado de Alfonso VII, “el Emperador”, se acuñó una moneda que presentaba, en una de sus caras, al Arcángel San Miguel con un dragón a sus pies y una lanza en la mano, acompañado de la letra «T». En el reverso de la moneda aparecía el emperador sentado con un cetro, flanqueado por dos prelados pontificales. Según Lorenzo Ramírez de Prado, destacado humanista que vivió en el Siglo de Oro, el Arcángel San Miguel, protector celestial, representaría simbólicamente a la ciudad de Toledo. La letra «T» reforzaría esta asociación. Los dos prelados que acompañan al emperador serían, según su interpretación, san Dámaso y san Melquíades, pontífices romanos considerados naturales de Mantua Carpetana.

Esta interpretación hallaría respaldo en un pasaje del Chronicon Luiprandi (676), escrito por Luitprando, subdiácono de Toledo: “El Rey Vvamba […] Ensanchò la Regia ciudad de Toledo, y la ilustrò con edificios, y murallas; nombrò Patronos Tutelares a la Ciudad, y los puso sobre las puertas della. Y dize: En la puerta de Serrato, que està en la Via Sacra puso por Patron a los SS. Pontifices Damaso, y Melchiades, ciudadanos de Mantua Carpetana«.

Madrid o Mantua de los Carpetanos, la más célebre ciudad de la Nueva Castilla y la sede real más magnífica de los monarcas hispánicos
Madrid o Mantua de los Carpetanos, la más célebre ciudad de la Nueva Castilla y la sede real más magnífica de los monarcas hispánicos. Este plano es una copia de los publicados por George Matthäus Seutter en 1728, 1730 y 1736, y que a su vez derivan del realizado por Nicolás de Fer en 1706. Fuente: Biblioteca Virtual Madrid

¿Dónde estaba Mantua Carpetana?

«Llámese por otro lado en latín Mantua Carpetana, tomando el nombre de los montes y puertos que llamamos de la Fuenfrida y de Guadarrama, que en latín se llaman Carpetanos y así los llama Julio César en sus Comentarios, y para diferenciar de la Mantua italiana se llama Mantua carpetana, así la llama Ptolomeo y la pone en 40° de latitud y pocos minutos más o menos, y de longitud 11 ° 4′ y llamase montes Carpetanos; primero porque quiere decir carro, porque toda esta tierra hasta llegar a estos puertos, eran los trajineros y recueros de este instrumento de carros que en latín (como digo se llama carpentum) de donde se llamó Carpetana por los llanos y planicies que en estos términos hay

«Historia y relación verdadera de la enfermedad, felicísimo tránsito y suntuosas exequias fúnebres de Doña Isabel de Valois». López de Hoyos (1569)

Se desconoce la ubicación de esta ciudad de la Carpetania, antigua región de la Hispania prerromana, que aparece mencionada por Claudio Ptolomeo en su obra Geografía. Se ha sugerido que podría tratarse de Madrid, como afirmaban, entre otros autores citados, López de Hoyos, Jerónimo de Quintana o Lorenzo Ramírez de Prado; no obstante, resulta más probable que se encontrara en Villamanta o en el desaparecido término de Perales de Milla, entre Quijorna y Villanueva de Perales, todas ellas localidades madrileñas. De hecho, la Iglesia Parroquial de Santa Catalina de Alejandría, en Villamanta (Madrid) conserva una reliquia ósea de San Dámaso I en la cripta situada bajo el altar mayor del templo, reivindicando así a este papa como oriundo de esta localidad.

Cripta de la Iglesia de Santa Catalina de Alejandría en Villamanta, donde se conserva una reliquia de San Dámaso.
Cripta de la Iglesia de Santa Catalina de Alejandría en Villamanta, donde se conserva una reliquia de San Dámaso. Fuente: Ruta 179

Conclusión

Después de presentar los testimonios que sugieren una posible vinculación de san Dámaso con la ciudad de Madrid, es fundamental subrayar que los estudios históricos actuales sitúan el origen de Madrid como núcleo urbano en la segunda mitad del siglo IX. Esta cronología establece una diferencia de más de quinientos años respecto al nacimiento de San Dámaso, ocurrido en el siglo IV, lo que hace inviable que pudiera haber nacido en una ciudad que aún no existía como tal.

¿Llegaremos alguna vez a descubrir pruebas arqueológicas que evidencien la existencia de un Madrid romano, en el que San Dámaso pudiera haber dado sus primeros pasos?

¿Será madrileño el próximo pontífice?

BIBLIOGRAFÍA

  • Cabrera y Núñez de Guzmán, Melchor de. Madrid, patria verdadera del diamante de la fe, del martillo de los herejes de San Dámaso el Primero Pontífice. Madrid, 1678.
  • Pellicer y Pilares, Juan Antonio. Discurso sobre varias antigüedades de Madrid y origen de sus parroquias, especialmente de la de San Miguel. Madrid, 1791.
  • Quintero Atauri, Pelayo. Luis Tristán. Boletín de la Sociedad Española de Excursiones, 1909.
  • Suárez Quevedo, Diego. De espejos de príncipes y afines, 1516–1658: Arte, literatura y monarquía en el ámbito hispano. Universidad Complutense de Madrid.

Fotografía de cabecera

San Dámaso y san Jerónimo. Olivieri, Giovan Domenico;Salvador Carmona, Luis. © Museo Nacional del Prado.

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