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Los fusilamientos del 3 de mayo de 1808

«Fusilaron a tres grupos, formados cada uno por cuarenta personas, en El Prado. Muchos (no se conocen las cifras) fueron fusilados en la Iglesia de la Soledad, cerca de la Puerta del Sol. Y otros grupos de 30 ó 40 tuvieron un destino parecido cerca de la Puerta de San Vicente».

El cónsul británico en Madrid al Ministro de Exteriores de S.M. británica, 2 de mayo de 1808[i]

Oderint dum metuant

Madrid, poco más de las dos de la tarde del 2 de mayo de 1808. Los madrileños que se batían en calles y plazas se han retirado a sus domicilios, obedeciendo al bando de la Junta Suprema. La lucha ha cesado. ¿Qué otra cosa podían hacer? Todo estaba perdido desde el principio, nada podían contra un enemigo tan superior. Y sin embargo fueron muchos los que se arrojaron a las calles, a batirse contra los franceses, a expulsar al invasor…  Y fue el pueblo el que vertió su sangre porque nadie más estuvo a su lado. ¿Dónde estaban los grandes señores, dónde el ejército? Sólo unos pocos de ellos se unieron al pueblo. En cualquier caso, todo estaba perdido desde el principio… Y ahora la ciudad ofrece un panorama desolador en el que por doquier reinan el espanto y el horror. En algunos lugares aún se respira el olor a pólvora y muchos edificios aparecen salpicados de impactos de balas y metralla, con los vidrios de sus ventanas hechos pedazos. Las calles salpicadas de cadáveres, en las que yacen heridos y moribundos en medio de espesos charcos de sangre, y llantos y gemidos, la búsqueda de quien aún no ha regresado al hogar, la angustia de encontrar entre los muertos el rostro del ser querido. Soldados franceses por doquier, altivos y brutales. Son los amos de la ciudad.

Murat, generoso en la victoria y pacificador, ha dado su palabra de respetar la vida de los madrileños y no tomar represalias si cesaban en la lucha y se retiraban a sus casas. Pero Murat no va a cumplir su palabra porque quiere dar un fuerte escarmiento al pueblo de Madrid. No hay perdón. Casas asaltadas… asesinatos, violaciones, robos… Los franceses cometen todo tipo de tropelías, nadie les para, nadie les hace frente… Los madrileños están solos e indefensos. Y como si no les bastara aún a los franceses toda la sangre que se ha derramado, comienzan a fusilar[ii] a los presos: en El Prado, frente a las caballerizas del Retiro, en el patio de la iglesia del Buen Suceso, junto a la Puerta de Atocha…

Fusilamiento de Patriotas en el Buen Suceso la madrugada del 3 de mayo de 1808, de José Marcelo Contreras y Muñoz, 1866.
Fusilamiento de Patriotas en el Buen Suceso la madrugada del 3 de mayo de 1808, de José Marcelo Contreras y Muñoz, 1866.
Fuente www.meisterdrucke.es

 

Al caer la tarde, satisfechos con el castigo infligido y ahítos de tanta sangre vertida, se dio la orden de diezmar a los presos que aún se encontraran custodiados en los retenes y liberar al resto[iii]. Tras un macabro sorteo, 44 presos fueron condenados a muerte. Esta última tanda de fusilamientos tuvo lugar en la madrugada del 3 de mayo.

Goya, el 3 de Mayo en Madrid. ¿Yo lo vi?

El 24 de febrero de 1814 Goya escribía a la Regencia ofreciéndose a  plasmar con sus pinceles la heroica lucha del pueblo español contra la dominación francesa. El escrito se ha perdido, pero en los archivos de Palacio se conserva la respuesta que se le dio, por la cual se aceptaba su iniciativa, asignándosele una retribución mensual durante el tiempo que le ocupara llevarla a cabo.

“Gobernación de la Peninsula.

En exposición que con fecha de 24 del próximo pasado ha dirigido á la Regencia del Reyno Don Francisco Goya pintor de Cámara de Su Magestad, manifiesta sus ardientes deseos de perpetuar por medio del pincel las más notables y heróicas acciones o escenas de nuestra gloriosa insurrección contra el tirano de Europa; y haciendo presente el estado de absoluta penuria á que se halla reducido y la imposibilidad en que por consiguiente se ve de subvenir por si solo á los gastos de tan interesante obra, solicita que del tesoro público se le suministren algunos auxilios para llevarla á efecto. En su vista y teniendo Su Alteza en consideración la grande importancia de tan loable empresa y la notoria capacidad del dicho profesor para desempeñarla, ha tenido á bien admitir su propuesta, y mandar en consecuencia que mientras el mencionado Don Francisco Goya esté empleado en este trabaxo, se le satisfaga por Tesoreria mayor, ademas de lo que por sus cuentas resulte invertido en lienzos, aparejos y colores, la cantidad de mil y quinientos reales de vellón mensuales por via de compensación.

De orden de Su Alteza lo comunico á Vuestra Señoria para su inteligencia y á fin de que por esa Secretaria de su interino cargo se sirva dar las disposiciones conducentes á su cumplimiento en la parte que le corresponde, encargando que sea efectivo y puntual el pago de la asignación expresada, para que á tan ilustre y benemérito Profesor no falten en su avanzada edad los medios de subsistir. Dios guarde a Vuestra Señoria muchos años. Palacio 9 de Marzo de 1814.

Juan Alvarez Guerra

Señor Secretario interino del Despacho de Hacienda [iv]

Fruto de este trabajo, con el que el genial pintor aragonés estuvo ocupado hasta noviembre de 1814, fueron dos cuadros dedicados al 2 y al 3 de mayo de 1808  respectivamente. No había sido el primer artista que había recreado estos acontecimientos. Por ejemplo, en julio de 1813 Goya habría podido asistir en el Teatro del Príncipe a la representación de la tragedia “El día dos de mayo de 1808 en Madrid y muerte heroica de Daoíz y Velarde“ de Francisco de Paula Martí, obra acogida con gran éxito, y es muy posible que conociera los diversos grabados que circulaban por Madrid y que incluso le sirvieran de inspiración a la hora de ejecutar sus dos cuadros. Estos grabados, que gozaron de una gran popularidad son:

  • Las cuatro estampas de Tomás López Enguídanos publicadas bajo el título general de “Día dos de mayo de 1808. En Madrid y anunciadas en el Diario de Madrid de 11 de junio de 1813: «La 1 lámina manifiesta la plazuela de Palacio, en donde los franceses provocaron la ira del pueblo, la 2 el parque de artillería en donde mueren Daoiz y Velarde; la 3 el acontecimiento y sangrienta refriega entre los patriotas y franceses en la puerta del Sol; y en la 4 se ve con la mayor propiedad la horrorosa escena en la cual los franceses asesinan en el Prado a los patriotas desarmados».
  • El grabado de Gamborino “Los cinco religiosos fusilados en Murviedro”, estampa que se puso a disposición del público madrileño en octubre de 1813.
  • El grabado de Zacarías González Velázquez sobre los fusilamientos en el Prado, que apareció a finales de abril de 1814.
Asesinan a los patriotas en el Prado, de Tomás López Eguíndanos
Asesinan a los patriotas en el Prado, de Tomás López Eguíndanos

 

Tanto López Enguídanos como González Velázquez eligieron plasmar los fusilamientos en el Prado, porque sin duda fueron los que mayor impacto psicológico produjeron entre los madrileños. Entonces, ¿por qué eligió Goya pintar los fusilamientos del 3 de mayo? ¿Para diferenciarse del resto de artistas? ¿Por cuestiones estéticas?… ¿O acaso porque fue testigo de aquella terrible escena?

«— ¿Han visto ustedes, — nos dijo el señor Isidro [quien había sido jardinero de Goya], — aquellos horrores de la guerra que tan admirablemente pintó mi pobre amo? Pues esa campana que clamorea en la Florida, me recuerda que tal dia y tal noche como las de mañana concibió mi amo, loco de indignación, la idea de pintar aquellos horrores. Desde esa ventana [se supone que la narración transcurre en la “Quinta del Sordo”, la que fuera vivienda de Goya] vio los fusilamientos de la Montaña del Príncipe Pío, con un catalejo en la mano derecha y un trabuco naranjero cargado con un puñado de balas, en la izquierda. Si llegan á venir los franceses por aquí, mi amo y yo somos otros Daoiz y Velarde. Al acercarse la media noche, me dijo mi amo: — «Isidro, toma tu trabuco y ven conmigo.» Le obedecí, y ¿adonde creerán ustedes que fuimos? Pues fuimos á la Montaña, donde aun estaban insepultos los pobres fusilados. Me acuerdo de todo -como si hubiera pasado ayer. Era noche de luna, pero como el cielo estaba lleno de negros nubarrones, tan pronto hacia claro como oscuro. Los pelos se me pusieron de punta cuando vi que mi amo, con el trabuco en una mano y la cartera en la otra, guiaba hacia los muertos. Como mi amo notase que yo no las tenia todas conmigo, me preguntó:

—¿Tiemblas, Otelo?

Yo en lugar de contestarle: «Temblaré un jinojo,» casi me eché á llorar creyendo que el pobre de mi amo se habia vuelto loco, pues me llamaba Otelo en lugar de Isidro.

Sentámonos en un ribazo á cuyo pié estaban los muertos, y mi amo abrió su cartera, la colocó sobre sus rodillas y esperó á que la luna atravesase un nubarrón que la ocultaba. Bajo el ribazo revoloteaba, gruñia y jadeaba algo. Yo…. se lo confieso á ustedes, temblaba como un azogado; pero mi amo seguia tan sereno preparando medio atientas su lápiz y su cartón. Al fin la luna alumbró como si fuera de dia. ¡En medio de charcos de sangre vimos una porción de cadáveres, unos boca abajo, otros boca arriba, este en la postura del que estando arrodillado besa la tierra, aquel con las manos levantadas al cielo pidiendo venganza ó misericordia, y algunos perros hambrientos se cebaban en los muertos, jadeando de ansia y gruñendo á las aves de rapiña que revoloteaban sobre ellos, queriendo disputarles la presa!»

Mientras yo contemplaba aquel horrible cuadro lleno de espanto, mi amo le copiaba.

Volvimos á casa, y á la mañana siguiente me enseñó mi amo su primer estampa de La Guerra que examiné horrorizado» [v].

Qué valentía la de Goya y qué imagen tan truculenta  los perros disputando a las aves de rapiña los cuerpos de los muertos. Pero la historia es del todo inverosímil por varias razones:

.- ¿Cómo se enteró del lugar y hora de estas ejecuciones? Aunque algún conocido suyo hubiera estado al tanto de estos datos, ¿se habría atrevido a jugarse la vida para comunicárselos a Goya, esquivando a las patrullas franceses que rondaban por Madrid? ¿Y con qué intención lo habría hecho? Del mismo modo, de haberse acercado el pintor al lugar de la ejecución aquella noche, y más yendo armado, hubiera supuesto su inmediata ejecución de toparse de ser descubierto[vi]. La hipótesis de que se tratara de un descubrimiento casual mientras escudriñaba el horizonte con su catalejo creo que puede también descartarse.

.- En 1808 Goya residía en el número 15 de la calle Valverde, -esquina a la calle del Desengaño, manzana 345-; no sería hasta febrero de 1819 cuando adquiriera la Quinta del Sordo.

.- No habría podido presenciar con un catalejo las ejecuciones  ni desde la Quinta del Sordo (ni mucho menos desde su domicilio en Valverde). La distancia (≈1,5 km), el relieve del terreno y las edificaciones no lo permitirían.

¿Ocurrieron los fusilamientos junto a la Puerta de la Vega?

Estas ejecuciones son las únicas de las que ignoramos el lugar preciso en el que se llevaron a cabo, y son varias las hipótesis que estudiosos e investigadores han desarrollado para dar cumplida respuesta a esta incógnita. Entre las principales fuentes de información empleadas, ocupa un lugar destacado este cuadro de Goya, a través del cual, identificando los elementos arquitectónicos y topográficos que refleja el artista en el lienzo, se han elaborado diversas teorías.

El Museo del Prado, uno de los mayores especialistas en Goya y su obra, dedica en su página web dos entradas a “El 3 de Mayo en Madrid”, con la particularidad de que en cada una de ellas localiza el lugar de los fusilamientos en un punto diferente.

En el primero de estos textos su autor  indica como el entorno recuerda ”en los perfiles de las torres de las iglesias, así como en la puerta monumental, y en la disposición de las casas al fondo o en el terraplén a la izquierda, la zona situada a la salida de la Puerta de la Vega, derribada en 1820, y situada al final de la calle Mayor. La torre más alta podía ser así, la de la iglesia de Santa Cruz, conocida entonces como la «atalaya de Madrid», por ser la más alta de la ciudad y visible en la distancia. La otra, de menor altura, sería la de Santa María la Real, la iglesia de Palacio[vii], y el desmonte contra el que están siendo fusilados, los terrenos cercanos al Palacio, emplazado a la izquierda, fuera de la escena, por lo que Goya pudo haber insinuado así, aquí también, que la muerte de los rebeldes había sido en defensa de la Corona”[viii].

Confrontar esta perspectiva que nos propone el Prado con la que se nos ofrece en la actualidad es prácticamente imposible,  ya que este entorno urbano ha variado mucho desde aquella noche de mayo de 1808, empezando por que ni la Puerta de la Vega ni la iglesia de Santa de María ni la iglesia de la Santa Cruz se conservan[ix].

Sí que podemos compararla con la vista de Madrid  que nos ofrece Antonio Joli, que, aunque data de hacia 1753, es muy similar a la que se contemplaría en 1808. Juzgue el lector los parecidos.

Detalle de la vista de Madrid de Antonio Joli (1753).
Detalle de la vista de Madrid de Antonio Joli (1753).

 

De la segunda ubicación que propone el Museo del Prado se tratará más adelante.

Las tapias de la casa del Príncipe Pío

En 1835 el político e historiador español José M.ª Queipo de Llanos, conde de Toreno, cuya obra es un referente historiográfico de la Guerra de la Independencia escribía  «No satisfechos los invasores con la sangre derramada por la noche, continuaron todavía en la mañana siguiente pasando por las armas á algunos de los arrestados la víspera, para cuya ejecución destinaron el cercado de la casa del príncipe Pío»[x]. Este testimonio descarta la teoría de los fusilamientos frente a la Puerta de la Vega, ya que no existía posesión alguna del Príncipe Pío en ese emplazamiento, y ofrece además una nueva pista para encontrar el sitio donde ocurrieron.

Apoyándose en esta información, la historiadora del arte y Conservadora Jefe del Departamento de Pinturas del Museo del Louvre Jeannine Baticle situó la escena  en el entorno de la Plazuela de los Afligidos (actual Plaza de Cristino Martos), ya que en esa plaza, concretamente en la manzana 557, se encontraba la casa y el oratorio del Príncipe Pío [xi].

Como resultado de su estudio, propone que las dos torres con chapitel que aparecen en el cuadro de Goya se corresponderían con las del convento de San Joaquín, que se alzaban frente a la casa del Príncipe Pío, asomando por detrás del convento el cuartel del Conde Duque.

También en esta zona el paso del tiempo ha traído consigo  importantes modificaciones urbanísticas, por lo que para hacerse una mejor idea de la propuesta de esta historiadora resulta útil  recurrir al plano de su compatriota el cartógrafo Nicolás Chalmandrier  -realizado por encargo de Carlos III en 1761-, que muestra los principales edificios de la ciudad en perspectiva caballera.

Plano de Madrid de Chalmandrier (1761). Detalle
Plano de Madrid de Chalmandrier (1761). Detalle

 

¿Dónde se situaría esa loma que pinta Goya a la espalda de los condenados?

El testimonio de Juan Suárez

Añadimos a la investigación un testimonio clave, que traslada las ejecuciones a los terrenos de la Montaña del Príncipe Pío. Se trata de la narración de Juan Suárez, uno de los 44 condenados a ser arcabuceado pero que consiguió escapar de las garras de la muerte en el último instante. Suárez cuenta cómo “[…] se presentó en el Parque de Artillería ha hacer como hizo fuego a los enemigos, después de haber ayudado a sacar los cañones, subsistiendo firme al lado de los inmortales Gefes Daoiz y Velarde mientras que vivieron, y posteriormente como los enemigos ocuparon aquel sitio, huyó a su casa a cuya puerta los Baygorrianos[xii] le cogieron con una pistola que llevaba, por lo qual y sin embargo de que lo aporrearon con los fusiles, le condugeron al Palacio de Murat[xiii], desde donde fue trasladado al cuartel de los Polacos[xiv] para sacarle a fusilar en la mañana del día tres con otros muchos, y en efecto a las quatro de la mañana salió atado para la Montaña del Príncipe Pío, donde al tiempo de arrodillarse con los demás para recibir la descarga, pudo desatarse, y quando hicieron esta, figurándose muerto antes de disparar, se hechó a rodar por aquella cuesta hasta la hondonada, no recibiendo ningún perjuicio de dos descargas que le hicieron, pero observando que trece o catorce hombres venían siguiéndole proporcionó saltar las tapias en cuya ocasión le dieron tres sablazos cortándole del uno el pelo y de los dos restantes le hirieron el muslo izquierdo y hombro derecho, consiguiendo a pesar de todo salvar su vida del riesgo de aquellos enemigos que le persiguieron toda la ribera e ínterin que el capellán y Sacristán de Nuestra Señora del Puerto no pudieron franquearle los auxilios de ocultarle, como se ocultaron dentro de la iglesia, como podrán informar juntamente con el señor cura de San Antonio de la Florida y Victoriano Rodríguez, Don Mariano Marchan, Don Francisco Fernández, y otros muchos sujetos de distinción que les consta todos los trabajos y riesgos padecidos al exponente por sostener la justa causa del Rey y de la Nación”[xv].

Dia 2 de mayo de 1808 en la Montaña del Principe Pio. A.O Sagardoy lo dib.º _ A.º Eusebi lo grabó.
Dia 2 de mayo de 1808 en la Montaña del Principe Pio. A.O Sagardoy lo dib.º _ A.º Eusebi lo grabó.

La Montaña del Príncipe Pío

Vamos a detenernos en este punto para conocer un poco más sobre la Montaña del Príncipe Pío, que debe su nombre a Francisco Pío de Saboya y Moura, marqués de Castel Rodrigo y Príncipe Pío [entre otros títulos], uno de los poseedores que tuvo esta colina. En 1808 la Montaña se alzaba en lo que por entonces era el extremo noroeste de la ciudad y sus terrenos pertenecían al Real Sitio de la Florida y la Moncloa. Madoz nos aporta los siguientes datos sobre ella: “Esta posesión es una de las propiedades que constituyen la del real sitio de la Florida. Se halla sita al S. de él : linda por este lado [el sur] con la calle y cuesta de San Vicente ;  por N. con el camino de la cuesta de Areneros [actual calle de Quintana], por E. con el camino de San Bernardino [hoy calle de Isaac Peral], puerta de este nombre y plazuela de Afligidos, y últimamente por O. con el camino real de Castilla [actuales Paseo de la Florida y su continuación, la avenida de Valladolid]. Toda esta posesion se halla cercada por una tapia de 12 pies de altura  [3,3 m] construida de cal y canto con machones intercalados de ladrillos, y tiene para la comunicación, entre otras que estan inutilizadas, 4 puertas; á saber la llamada principal en frente de las Reales Caballerizas; la del callejon de San Gil frente del ángulo N. del cuartel de este nombre; la de la cuesta de San Vicente, y la de San Antonio en frente de la del mismo nombre de la Real Florida”[xvi].

El lugar se convirtió a mediados del XIX en uno de los lugares más frecuentados por los alumnos de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando para realizar sus prácticas de Estudios del Natural  y en uno de los rincones favoritos de los madrileños para pasear: “La parte montañosa, que es la mas considerable, ha sido transformada en estos últimos años en amenos paseos, que constituyen hoy por su bella situacion , su estension y deliciosas vistas, uno de los principales y mas halagüeños sitios de recreo que cuenta Madrid”[xvii].

Uno de estos paseos, conocido como del Príncipe Pío, tenía su acceso a través de una puerta situada en la cuesta de San Vicente, frente a las Reales Caballerizas [xviii]. El paseo comenzaba  a través  frondosa calle de árboles, dejando a su mano derecha una afamada vaquería, y proseguía a través de una alameda que lindaba con un bosquecillo.

La extensión de la Montaña se vio muy mermada tras serle arrebatada una considerable extensión de terreno para construir sobre ella la antigua Estación del Norte y el barrio de Argüelles[xix].

La Plaza de España

Retomamos el objeto de nuestras pesquisas recordando las dos pistas que hasta ahora tenemos:

1.- Los presos fueron arcabuceados junto a la tapia de la casa del Príncipe Pío.

2.- Las ejecuciones tuvieron lugar en la Montaña del Príncipe Pío.

Vamos a conocer ahora las teorías de dos nuevos investigadores que han llegado a la misma conclusión sobre el lugar en el que ocurrieron los fusilamiento del 3 de mayo, la Plaza de España, o, mejor dicho, la zona de la Plaza España, porque esta plaza no existía por entonces, ni tan siquiera como espacio público.

Empecemos con el primero de ellos el doctor en Historia del Arte Jesús María Alia Plana. Su estudio se ha basado en que:

1.- Tal y como se indica en el plano de Martínez de la Torre (1800), la tapia de la casa del Príncipe Pío daba comienzo en el Cuartel del Prado Nuevo, proseguía por la calle de los Reyes para luego girar por San Bernardino y finalizar en la puerta del mismo nombre.

2.- El Cuartel del Prado Nuevo, que como se ha indicado en otro punto ocupaba gran parte de la Plaza de España, era colindante con la vertiente sureste de la Montaña del Príncipe Pío.

3.- La hondonada que menciona Juan Suárez se corresponde con la descrita por Mesonero Romanos entre la Plaza de Leganitos  “y la plazuela de Santo Domingo, por donde ahora van la calle de los Reyes y la de San Marcial, en el valle u hondonada formada entre ambas colinas, corría al descubierto una esgueva o barranco procedente de la parte alta de Santa Bárbara, obstáculo formidable para la comunicación con el nuevo distrito de los Afligidos, que fue disimulado en parte, durante siglos enteros, por medio de un puente que venía a estar frente a la calle de Leganitos”[xx].

E identifica la torres que aparecen en el cuadro de Goya como  “la torrecilla situada entre las calles del Limón bajo (en la actualidad calle del Río [xxi]) y del Reloj, y por último, la torre del Convento de Doña María de Aragón”.

Plano barrio de San Marcos. Fausto Martínez de la Torre (1800). Se aprecia cómo el cuartel aún se halla en fase de construcción.
Plano barrio de San Marcos. Fausto Martínez de la Torre (1800). Se aprecia cómo el cuartel aún se halla en fase de construcción.

 

El segundo de estos investigadores [no se vea en el ordinal una preferencia] es Manuela Beatriz Mena Marqués, doctora en historia del arte que ha desempeñado el cargo de jefa de Conservación de Pintura del siglo XVIII y Goya del Museo Nacional del Prado. Ella es la autora de la otra entrada que dedica la página web del Museo del Prado a “El 3 de Mayo en Madrid”. La doctora explica cómo: “El enclave del fusilamiento está perfectamente recreado por el pintor, con la exactitud de una vista topográfica de la ciudad. Más allá de la «montaña» contra la que están situados los que van a morir, la fila de los últimos condenados avanza desde los edificios del fondo, derruidos durante el siglo XIX: el cuartel del Prado Nuevo, donde habían estado confinados hasta la hora de la ejecución, y el convento de Doña María de Aragón, cerca de lo que había sido el palacio de Godoy”[xxii].

Arriba, el Cuartel Nuevo; abajo, el Colegio de Doña María de Aragón. Maqueta de León Gil de Palacio (1830).
Arriba, el Cuartel Nuevo; abajo, el Colegio de Doña María de Aragón. Maqueta de León Gil de Palacio (1830).

Una obra obstaculizada

Si nos las prometíamos felices y pensábamos que el enigma estaba felizmente resuelto, esperen a leer el nuevo documento que entra ahora en escena, la queja del administrador de la Real Florida, que ha visto cómo unas obras que se están llevando a cabo en la Montaña del Príncipe se han visto paralizadas. ¿El motivo? Lean, lean Vds:

“Florencio Martín, Habilitado por ahora para la dirección de la Hacienda de la Real Florida, con el debido respeto a V.E. hace presente: Que en la parte álta de dicha posesión, frente al tejar y camino del Pardo, se hallan diferentes cadáveres de los desgraciados que perdieron la vida el día 3 del corriente mes, que impiden la continuación de una mina o targe cubierta que se está construyendo para conducir las aguas a los terrenos bajos, para su cubrirse, y siendo precisa su trasportación. A V.E. suplica que por un efecto de su notoria bondad, se digne permitir (con acuerdo de la Suprema Junta de Gobierno) se levanten los referidos cadáveres para conducirlos al Campo Santo de la misma Posesión, con las indispensables precauciones, para darles sepultura, y que los operarios puedan continuar sus trabajos. Madrid 8 de mayo de 1808”[xxiii]

Tejares de la montaña del Príncipe Pío. Carlos de Haes ©Museo Nacional del Prado
Tejares de la montaña del Príncipe Pío. Carlos de Haes ©Museo Nacional del Prado

 

¡Los cadáveres de los fusilados el día 3 de mayo! Dado que en  la Plaza de España no existían tejares y el camino del Pardo comenzaba a poco más de un kilómetro de ella, en la Glorieta de San Vicente[xxiv], la hipótesis de la Plaza de España queda descartada. Alguien podría argüir que es posible que tras las ejecuciones los cadáveres fueran trasladados desde allí hasta las inmediaciones de aquel tejar. ¿Pero qué sentido tendría que los franceses hubieran movido de lugar los cuerpos de los fusilados, y encima para retirarlos a un paraje más escondido? Tampoco tenemos noticias de que se hubiera actuado así en  cualquiera de los otros fusilamientos de aquella aciaga jornada.

La otra casa del Príncipe Pío

Hasta aquí hemos venido empleando textos en nuestra búsqueda, pero ahora nos vamos a fijar en un plano, en concreto en el de Tomás López de 1785. Observen, en la cima de la Montaña del Príncipe Pío, enfrentado al camino del Pardo,  se muestra un pequeño cuadrado con la leyenda “Palomar y Casa del Príncipe Pío”. A sus pies se muestran unas huertas y un edificio del que se dice [manzana] 557. Este número se repite en otra manzana, enfrentada diametralmente a la primera, al otro lado de la colina. No se trata de un error; consultando la Planimetría General de Madrid, se lee que esta manzana 557 pertenecía al Príncipe Pío y englobaba varias posesiones que habían acabado en su familia a través de diversas herencias. Entre estas propiedades  figuraba la casa de Plazuela de los Afligidos -que ya ha aparecido en este artículo -, y  una heredad en la que había un palomar, una huerta y una casa con otros agregados. Antaño en esta heredad se alzaba el imponente Palacio de Marques de Castel Rodrigo, pero para 1808 nada quedaba ya de aquel majestuoso edificio.

Y otro importante detalle que muestra el plano de Tomás López ¡vemos que esta posesión aparece circundada por un muro!

Plano de Madrid de Tomás López (1785) Detalle
Plano de Madrid de Tomás López (1785) Detalle

¿La solución?

Hemos hallado otra casa del Príncipe Pio cercada con una tapia, ubicada en la Montaña del Príncipe Pío y que se alza frente al Camino del Pardo. Falta por averiguar si en las cercanías se hallaba algún tejar. Y, ¡eureka!  estamos en la buena senda, porque la Montaña “[…] en su cúspide tenia un palomar cónico [lo acabamos de ver], en sus laderas unos tejares y en su base, primero una arboleda muy amena y cuidada que hoy va secando el abandono, luego una senda  guarnecida de setos, de espinos albares y sombreada de acacias, y por último una fuentecilla  entoldada de enredaderas y cercada de bancos y enramadas”[xxv].

Madoz ofrece más detalles sobre esta cuestión: “Alfares y Tejares. Hay 2 hornos de cabida de 34,000 labores cada uno: otros 2 de 30,000 , y 2 pequeños alfares con unos cobertizos y casillas de mala construcción” [xxvi].

Con toda la información que hemos ido reuniendo estamos en disposición de intentar recrear el que fue el último paseo de aquellos presos, el que les llevó al lugar de su ejecución. De esta manera confirmaremos que todo encaja.

Aquella madrugada los presos, maniatados y escoltados por un piquete de soldados,  abandonaron el Cuartel del Prado Nuevo, girando hacia su derecha para bajar por la calle del Prado Nuevo a la Puerta de San Vicente [hoy en día Cuesta de San Vicente], siguiendo la tapia. Ha estado lloviendo y la luna, en cuarto creciente, apenas asoma entre los nubarrones, por lo que la noche es muy oscura y los soldados llevan faroles para alumbrarse. Tras caminar unos 250 metros alcanzaron un portillo que se alzaba frente a las Caballerizas Reales y que daba acceso a la posesión Real de la Montaña del Príncipe Pío. Entraron por él y tomaron el sendero que daba inicio desde la misma entrada y subía recorriendo la ladera de la colina [y del que ya hemos hablado]. Alcanzaron la tapia de la posesión del Príncipe Pío. Allí, cerca de un tejar, frente al Camino del Pardo y más abajo la Puerta de San Vicente, fueron los presos arcabuceados. Dado que Juan Suarez escapó rodando por la ladera, es muy probablemente que se situaran con la pendiente tras ellos, teniendo sus verdugos la tapia a sus espaldas [al contrario de como muestra Goya en su cuadro]; en caso contrario, Suárez tendría que haberse abierto paso entre sus ejecutores para huir, lo que habría resultado tremendamente complicado.

Todo encajaría: el testimonio del cónsul inglés escribiendo que los fusilamientos ocurrieron cerca de la Puerta de San Vicente, el Conde Toreno que los situaba junto a las tapias de la casa del Príncipe Pío, la narración de Juan Suárez escapando del lugar rodando, los cadáveres cercanos al tejar, … ¿Y saben cómo se llamaba el portillo por el que accedieron a la Montaña? ¡La Puerta del Tejar!

Ese punto se encontraría en la zona donde en la actualidad confluye la calle Irún con el Paseo del Rey, a unos 200 metros de la Puerta de San Vicente y siendo la distancia que habrían recorrido desde el cuartel de poco más de 1 km.

Posible lugar de los fusilamientos, con el recorrido hacia la ejecución y la huida de Juan Suárez.
Posible lugar de los fusilamientos, con el recorrido hacia la ejecución y la huida de Juan Suárez.

 

Y una vez que hemos fijado el lugar, ¿es posible identificar qué edificios, visibles desde aquel lugar, se corresponderían con los que se muestran en el cuadro de Goya?

Tanto la impresionante maqueta de Madrid del ingeniero militar León Gil de Palacio como la vista del Palacio Real desde el monte Príncipe Pío del paisajista madrileño José María Avrial, ambas de alrededor de 1830, nos pueden dar una idea del paisaje urbano que se divisaría desde la zona de ejecución. Para ver la ciudad a nuestros pies deberíamos situarnos a la derecha de los ajusticiados, tal y como pintó Goya.

Y bien, tras comparar la maqueta y la vista de Avrial con el cuadro de Goya, ¿identifican Vds. algún edificio? ¿Echan en falta otros?

Sabemos que Goya no fue testigo de estos fusilamientos y no tenemos noticias de que visitara posteriormente el lugar (lo que no prueba que no lo hiciera). Pero, en cualquier caso,  ¿qué importancia tiene? Comparto la opinión de quienes afirman que Goya no busca fotografíar con sus pinceles la escena y se toma por ello ciertas licencias en favor de su idea dramática. Por eso no concuerda ese fondo con ninguna localización real, no es lo que persigue el artista con esta obra, y por eso lo moldea hasta adecuarlo para conseguir su intención. Otro detalle revelador a este respecto: fíjense en las manos de los presos. No están atadas, cuando sabemos que sí lo estaban. Goya no habría podido pintar a la figura central extendiendo los brazos ante sus verdugos de haberse atenido a pintar la realidad [xxvii].

Sit tibi terra levis

Murat no permitió que se diera sepultura a los fusilados hasta el 4 de mayo [xxviii], con la excepción de quienes lo habían sido la madrugada del 3 de mayo, a los que siguió negándoles ese gesto humanitario. ¿Por qué ese ensañamiento con estas víctimas?

Habría que esperar una semana, al 11 de mayo, para que Julián López Navarro, párroco de San Antonio de la Florida, obtuviera licencia para darles, por fin, cristiana sepultura. Con la ayuda de la  Congregación de la Buena Dicha[xxix] los cadáveres fueron trasladados a San Antonio, donde “En el día doce del mes de Mayo del año de mil ochocientos y ocho fueron enterrados en el Campo Santo de esta R. Parroquia de San Antonio de Padua de la Florida quarenta tres difuntos, que fueron hallados en un oyo de la montaña que llaman del Principe Pio; los mismos, que fueron arcabuceados por los franceses el día tres de dho. Mes a las quatro de la mañana”[xxx], siendo enterrados aquel mismo día en una fosa del cercano cementerio de la Florida.

Cementerio de la Florida, Fotografía por Pablo Jesús Aguilera
Cementerio de la Florida. Fotografía por Pablo Jesús Aguilera

 

En la actualidad los restos de estos 43 arcabuceados a las cuatro de la mañana de día 3 de mayo de 1808 descansan en el Cementerio de la Florida. Sólo se ha logrado identificar a 29 de ellos; el resto sigue yaciendo en el anonimato, a la espera de que aparezca algún dato que permita averiguar su nombre. Estos son los 29 identificados[xxxi]:

  1. Anselmo Ramírez de Arellano: natural de Daimiel (Ciudad Real). Casado. Ministro montado del Resguardo de Madrid, servía en el Portillo de Recoletos.
  2. Antonio Martínez.
  3. Antonio Mazías de Gamazo: natural de Pedrosa del Rey (Valladolid). Viudo, de sesenta y seis a setenta años. Domiciliado en el segundo piso de la calle de Toledo 12, esquina a la del Burro.
  4. Antonio Méndez Villamil: Trabajaba en la Iglesia de Santiago, donde fue hecho prisionero.
  5. Antonio Zambrano y Zambrano: natural de La Vecilla (León). Casado con dos hijos. Vivía en el número 6 de la calle de San José. Trabajaba en la Iglesia de Santiago, donde fue hecho prisionero.
  6. Bernardo Morales: cerrajero que estuvo defendiendo el Parque de Artillería de Monteleón.
  7. Domingo Braña y Calvin: natural de Caudalosa (Asturias). Casado y con dos hijos. Trabajaba como mozo del tabaco en la Real Aduana de Madrid y estuvo luchando en la defensa del Hospital de Corte y en la Puerta del Sol, siendo detenido por los franceses por hallársele un espadín en su poder.
  8. Domingo Méndez: albañil. Trabajaba en la Iglesia de Santiago, donde fue hecho prisionero.
  9. Fernando de Madrid: Casado. Oficial de carpintería en las obras de la Iglesia de Santiago, donde fue apresado.
  10. Francisco Bermúdez López de Labiano: natural de Segovia. Casado y ayuda de cámara del rey Carlos IV. Estuvo luchando en la calle de Ancha de San Bernardo donde tenía su domicilio, hasta que fue detenido.
  11. Francisco Escobar y Molina: maestro de coches. Casado.
  12. Francisco Gallego Dávila: natural de Valdemoro. Presbítero y sacristán segundo del Real convento de la Encarnación. Luchó en las inmediaciones de Palacio, siendo detenido con Armas en la mano.
  13. Francisco Sánchez Navarro: escribano Real y receptor de los Reales Consejos.
  14. Gabriel López.
  15. José Amador: Casado. Peón de albañil que estaba trabajando en la obra de la iglesia de Santiago.
  16. José Lonet y Riesco: tendero en la plazuela de Santo Domingo. Casado y con un niño. Apresado mientras luchaba en la calle de la Inquisición (actual de Isabel la Católica).
  17. José Reyes Magro: trabajaba en la obra de la iglesia de Santiago.
  18. José Rodríguez: Combatió junto con su padre, dueño de una botillería en la Carrera de San Jerónimo, en la defensa del Parque de Artillería de Monteleón. Su padre pereció durante el combate.
  19. Juan Antonio Alises: natural de Villarrubia del Guadiana (Ciudad Real). Palafrenero de Su Majestad al servicio del Infante don Carlos, casado y con dos hijos.
  20. Juan Antonio Martínez del Álamo: Soltero. Dependiente de Rentas Reales.
  21. Juan Antonio Serapio Lorenzo: natural de Madrid. Soltero. Empleado del Resguardo Real.
  22. Julián Tejedor de la Torre: natural de Madrid. De cuarenta y un años. Casado con tres hijos. Platero con tienda abierta en la calle Atocha. Batióse con denuedo en las inmediaciones de los Consejos y en la Plaza Mayor.
  23. Lorenzo Domínguez: guarnicionero con tienda en la plaza de Matute. Se batió en los alrededores de la Plaza Mayor.
  24. Manuel Antolín y Ferrer: nacido en el Buen Retiro. De veintiún años y soltero. Ayudante de jardinero en el Real Sirio de la Florida
  25. Manuel García: soldado del Regimiento de Voluntarios del Estado. Casado y con tres niños pequeños. Luchó en la defensa del Parque de Artillería de Monteleón. Fue apresado sacado de su domicilio.
  26. Manuel Rubio: trabajaba en la obra de la iglesia de Santiago.
  27. Martín de Ruicavado: Vecino del Valle del Tor . De unos treinta años, casado. Cantero del Real Sitio de la Florida
  28. Miguel Gómez Morales: participó en la lucha junto al Palacio Real.
  29. Rafael Canedo: natural de Campo de Baraya (León). Casado. Luchó en la Puerta del Sol.

Honor y Gloria a los Héroes del 2 de Mayo

Cripta del Cementerio de la Florida. Fotografía por Pablo Jesús Aguilera
Cripta del Cementerio de la Florida. Fotografía por Pablo Jesús Aguilera

Nota

Este artículo fue publicado previamente en el número 52 de la revista «La Gatera de la Villa», con un mayor contenido gráfico.

Portada nº 52 de La Gatera de la Villa

Fuentes consultadas

Libros

• ALÍA PLANA, Jesús María: Dos días de mayo de 1808 en Madrid, pintados por Goya. Madrid, 2004.
• ANDIOC, René: Goya: letra y figuras. Madrid, 2008.
• APARISI LAPORTA, Luis Miguel: El cementerio de La Florida. (Fusilamientos del Tres de Mayo de 1808). Madrid, 2008.
• BATICLE, Jeannine Baticle: Goya. Madrid, 2004.
• CAMBRONERO, Carlos: Crónicas del tiempo de Isabel II. Madrid, 1890.
• CANELLAS LÓPEZ, Ángel (edic.): Francisco de Goya. Diplomatario. La versión original y completa de esta obra debe consultarse en https://ifc.dpz.es/publicaciones/ebooks/id/1054
Guía Completa del Viajero en Madrid. Madrid, 1867.
• MADOZ, Pascual: Madrid. Audiencia, Provincia, Intendencia, Vicaria, Partido y Villa. Madrid, 1848.
• MESONERO ROMANOS, Ramón de: Nuevo manual historico-topografico-estadistico, y descripcion de Madrid. Madrid, 1854.
—– El antiguo Madrid: paseos históricos-anecdóticos por las calles y casas de esta villa. Madrid, 1861.
• PÉREZ DE GUZMÁN Y GALLO, Juan: El Dos de Mayo de 1808 en Madrid. Madrid, 1908.
• Planimetría general de Madrid y visita general de casas, 1750-1751.
• QUEIPO DE LLANO RUIZ DE SARAVIA, José María (Conde de Toreno): Historia del levantamiento, guerra y revolución de España. Madrid, 1835.
• RÉPIDE, Pedro de: Las calles de Madrid. Madrid, 1971.
• TRUEBA, Antonio: Madrid por fuera. Madrid, 1878.

Revistas

• ORTIZ DE PINEDO, Adelardo: “Los héroes del Dos de Mayo”, en Por esos mundos. Madrid, 1 de junio de 1902. Disponible en la Hemeroteca Nacional.
• SANCHO GASPAR, José Luis, y LANZAROTE GUIRAL, José María: “Imagen y realidad urbana en la vista de Madrid por Michel-Ange Houasse”, en Archivo Español de Arte, XCV, 378. abril-junio 2022.
• VEGA, Jesusa: “La publicación de estampas históricas en Madrid durante la Guerra de la Independencia”, en Art and Literature in Spain: 1600-1800. Studies in Honour of Nigel Glendinning. Londres, 1993.

Artículos Internet

El 3 de mayo en Madrid o «Los fusilamientos». Museo del Prado.

Prensa antigua

• Diario de Avisos de Madrid: 4 de mayo 1811.
• Diario de Madrid: 11 de junio 1813, 9 de julio 1813, 18 de octubre 1813 y 28 de abril 1814.

Notas

[i] El Cónsul General en España, John Hunter, al Ministro de Exteriores de su Majestad Británica, George Canning, sobre los sucesos ocurridos en Madrid el 2 de mayo de 1808”). Publicado en “DOS DE MAYO DE 1808. El grito de una nación”, Arsenio García Fuentes. Madrid, 2007.

[ii] En la época se utilizaba el termino arcabucear: los presos fueron arcabuceados.

[iii] Pero no crean que ahí terminó la maldad de los franceses.  De aquellos que se libraron de ser ajusticiados, algunos de ellos permanecieron aún unos días presos, durante los cuales los franceses estuvieron amenazándoles con matarles, trayéndolos desde Madrid á Chamartín, desde Chamartín á la Montaña y desde la Montaña al Buen Retiro, sin darles alimento alguno ni agua ni descanso, hasta que en la mañana del día 5 les pusieron en libertad. Archivo Municipal de Madrid, 2-329-7. Disponible en “El Dos de Mayo de 1808 en Madrid”. Juan Pérez de Guzmán y Gallo.

[iv] “Francisco de Goya. Diplomatario”. Edición preparada por Ángel Canellas López.

[v] “Madrid por fuera”, Antonio Trueba. Madrid, 1878.

[vi] Un ejemplo de ello es el  del brigadier de los Reales Ejércitos y Gobernador del Campo y Resguardo de esta Corte, Nicolás Galet, “que  al saber la bárbara tragedia de sus subordinados en el Portillo de Recoletos, en la Puerta de Atocha y en otras entradas de la capital, salió a informarse al mismo lugar de los desastres; a pesar de su elevado carácter en la milicia, fue recibido a tiros por los que guardaban la desamparada entrada de Recoletos; herido en la ingle y retirado a su casa de la calle de la Luna murió el 14 de Agosto.”

Partida parroquial de San Martín, Fol 340 Vto. Publicado en “El dos de mayo de 1808 en Madrid”, Juan Pérez de Guzmán y Gallo.

[vii] El nombre de la iglesia era el de Santa María la Mayor o santa María de la Almudena.

La parroquia real era la iglesia de San Juan Bautista.

[viii] https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/el-3-de-mayo-en-madrid-o-los-fusilamientos/5e177409-2993-4240-97fb-847a02c6496c

[ix] La iglesia de Santa María fue demolida en 1869 y la de la Santa Cruz en 1876. La actual iglesia de la Santa Cruz, con su característica torre roja neomudéjar, se  alza en un punto diferente,  aunque muy próximo al de la antigua.

[x] “Historia del levantamiento, guerra y revolución de España”, José María Queipo de Llano Ruiz de Saravia

[xi] Este oratorio estaba dedicado a la Purísima Concepción, y era también conocido por el nombre de Capilla de Nuestra Señora de la Concepción o, popularmente, de la Cara de Dios, porque entre las alhajas y reliquias que allí se custodiaban figuraba la Santa Faz, supuestamente el lienzo con el que la Verónica secó la sangre de Jesús camino del Calvario. Hasta bien entrado el siglo XIX esta capilla fue objeto de una romería que se celebraba todos los Viernes Santos.

En la actualidad la Santa Faz se encuentra en la iglesia de San Marcos.

[xii] Un destacamento de la Guardia Imperial, llamado así porque sus miembros procedían de la población francesa de Saint-Étienne-de-Baïgorry, en los Pirineos atlánticos.

[xiii] Se trata del Palacio del marqués de  Grimaldi, sito en la calle Nueva – actual calle Bailén- en el que Murat se encontraba alojado y de ahí que Juan Suarez le llame así. Declarado en 1962 Monumento Histórico Artístico, en la actualidad es la sede del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales.

[xiv] Suárez se está refiriendo a este cuartel con el nombre popular que los madrileños le dieron con  posterioridad a los hechos que está narrando. Este cuartel era el del Prado Nuevo, que ocupaba gran parte de  la extensión de lo que hoy es la Plaza de España. Había sido comenzado a construirse en 1789, según proyecto de Sabatini, y sus obras finalizarían ese mismo año de 1808. Lo de los Polacos es debido a que en diciembre de 1808 albergó a soldados de esta nacionalidad. tras la Guerra de la Independencia mudo su nombre por el de San Gil. Fue derribado entre 1906-1910.

[xv] AMM, Secretaría del Ayuntamiento 2-326-8. Publicado de “Goya: letra y figuras”, René Andioc.

[xvi] “Madrid. Audiencia, Provincia, Intendencia, Vicaria, Partido y Villa”, Pascual Madoz

[xvii] “Nuevo manual historico-topografico-estadistico, y descripcion de Madrid”, Ramón de Mesonero Romanos.

[xviii] Estas caballerizas, conocidas también como La Regalada, se alzaban donde ahora se encuentran los jardines de Sabatini, que era el arquitecto que había proyectado dichas caballerizas.

[xix] ““[…] el actual barrio de Argüelles se formó hacia 1860, en terrenos de la montaña del Príncipe Pio, que lindaban con dicho callejón de San Marcial, con la calle del Duque de Liria y con el paseo de san bernardino, situado ya fuera del portillo del mismo nombre. El Real Patrimonio enajenó gran porción de terreno de la montaña para construcciones particulares, cediendo gratis a la villa la parte que se destinaba a vía pública. Así, pues, el núcleo de edificaciones comprendido entre las calles de Ferraz y de la Princesa es lo que verdaderamente constituye el barrio de Argüelles”.“Crónicas del tiempo de Isabel II», Carlos Cambronero.

[xx] “Nuevo manual historico-topografico-estadistico, y descripcion de Madrid”, Ramón de Mesonero Romanos.

[xxi] Répide indica que la calle del Limón baja cambió su nombre por Travesía del Reloj. La calle del Río ya existía cuando la del Limón bajo se llamaba así y  también era conocida como de Mira el Río por Leganitos. “Las calles de Madrid”.  Pedro de  Répide.

[xxii] https://www.museodelprado.es/aprende/enciclopedia/voz/3-de-mayo-de-1808-en-madrid-los-fusilamientos-de/f0f52ca5-546a-44c4-8da0-f3c2603340b5

[xxiii] Archivo General de Palacio. Fondo Florida Cª 10.405/11. Publicado en “El cementerio de La Florida. (Fusilamientos del Tres de Mayo de 1808)”. Luis Miguel Aparisi Laporta.

[xxiv] El Camino del Pardo transcurría siguiendo el trazado de los actuales Paseo de la Florida y la Avenida de Valladolid.

[xxv] “Madrid por fuera”, Antonio Trueba.

[xxvi] “Madrid. Audiencia, Provincia, Intendencia, Vicaria, Partido y Villa”, Pascual Madoz

[xxvii] Sin embargo, parece ser que se mostró escrupuloso al pintar el uniforme de los soldados, como también hizo en su cuadro 2 de Mayo de 1808. Sobre esta cuestión remito al libro “Dos días de mayo de 1808 en Madrid, pintados por Goya”, de Jesús María Alía Plana.

[xxviii] “al mediodía del día 4 de Mayo habían entrado 18 carros cargados de cadáveres de los recogidos en las inmediaciones del Prado, del Botánico y de la Puerta y Alcantarilla de Atocha”. “El Dos de Mayo de 1808 en Madrid”. Juan Pérez de Guzmán y Gallo.

[xxix] Su nombre es «Congregación del Santo Rosario cantado de Nuestra Señora de la Buena Dicha, agregado al Vía Crucis de San Bernardino, extramuros de esta villa y sita en la iglesia de San Ildefonso, anexo de la Parroquia de San Martín».  “El núcleo de esta congregación lo formaban los vecinos de la barriada enclavada hoy entre las calles del Pez, Corredera de San Pablo, San Vicente y Amaniel. El Via Crucis  que recorrían, practicando su rosario cantado, estaba emplazado en lo que hoy forma la parte alta de la calle de la Princesa”. Revista ”Por esos Mundos”.

[xxx] Libro de Entierros de la Real Florida. Publicado en “El cementerio de La Florida. (Fusilamientos del Tres de Mayo de 1808)”. Luis Miguel Aparisi Laporta.

[xxxi] Me llama la atención de que al menos 7 de los 29 identificados, fueran artesanos y trabajadores que se encontraban  aquella mañana del 2 de Mayo de 1808 en la obra de la iglesia de Santiago, desde cuyos andamios agredieron a los franceses sin más armas que sus herramientas y materiales, y que, abrumados por la superioridad del enemigo, acabaron refugiándose en el interior de la iglesia, donde fueron apresados; los franceses no reconocían el derecho de acogerse en sagrado.

Pablo Jesús Aguilera Concepción
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