Es lo que piensa el profano redactor de la presente entrada. Nueva ronda de inspección al yacimiento arqueológico de los jardines de Larra en los que se está confirmando subsistencia de restos de la muralla emiral-califal, en sus sectores nororiental y oriental.
Hoy, 24 de septiembre, comprobamos que la zanja o cata nº 1, abierta en lo que parece mostrar un gran cubo prismático de construcción emiral ha sido enterrada, como podemos apreciar en la foto.
La cata o zanja nº 2, que mostraba un tramo de muralla, también ha sido colmatada y apisonada, según apreciamos en la segunda instantánea.
La cata nº 3, abierta en la ladera norte del «mirador del cedro» aún muestra a la vista los restos de muralla aparecidos.
Estos últimos días observábamos, asimismo, que la ladera que desciende en el jardín casi desde el pretil, en el ángulo próximo de la calle Factor a la de Rebeque, se había señalizado con una doble fila de hitos metálicos, que no sabíamos si atribuir a delimitación de área de próxima excavación arqueológica, como vemos en la cuarta foto. Hoy esa zona muestra una mejor definición, y nos hace sospechar que quizá se limite a marcar el emplazamiento de la futura «pasarela metálica» prevista por el Ayuntamiento para facilitar el tránsito de los viandantes por esta zona, y que éstos puedan contemplar los paramentos del «pretil-muralla» cuya restauración levantó tanta polémica que obligó a revertirla y realizarla nuevamente; ya recordarán la sustitución de los bloques de hormigón colocados originalmente para cubrir las lagunas de los paramentos, por mampostería más acorde con el entorno.
Volviendo al título de la presente entrada, reiteramos nuestro despiste como profanos en materia arqueológica. Pero esta situación nos recuerda a la vivida hace casi dos años, cuando las excavaciones efectuadas en el jardín de Larra, permitieron sacar a la luz un importante lienzo de muralla árabe -o emiral-califal, como nos parece más adecuado calificarla-, y tras apenas diez días de excavaciones (del 20 al 30 de noviembre de 2018), se enterró, replantándose los dos arbolillos preivamente retirados, como si allí no hubiese pasado nada.
Esperemos que no sea así, y que tras la comprobación efectuada por el equipo de arqueólogos en esta semana y pico, resultando de la misma la constatación de la supervivencia de restos del muro defensivo construido en la época de fundación de Madrid, se proceda seguidamente a su excavación sistemática para su estudio, restauración y puesta en valor para poder ser contemplada por todos los ciudadanos.
Fotografías por Julio Real González.
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