Las sucesivas ampliaciones que ha sufrido el perímetro de la capital de España han sido quebradero de cabeza y fuente de debate desde el siglo XIX. ¿Debe fijarse una frontera a partir de la cual no se deba seguir? ¿Debe crecer la ciudad indefinidamente?
Este tema ya era objeto de discusiones en la época de Isabel II, en la que todavía estaban en pie las murallas más recientes de que disponía Madrid, la llamada “Real Cerca” de la época de Felipe IV, que tenía ya unos propósitos más fiscales que militares, al contrario que otras que hubo en la Edad Media.