Paleta de pintor

Antonio González Velázquez, un pintor en el Madrid de los primeros Borbones

Este pintor madrileño de lienzos y de frescos vivió entre 1723 y 1793, un paso muy largo por este mundo para los estándares de aquella época. Se crio y vivió con los últimos estertores del Barroco, coexistió con el neoclasicismo y presenció los primeros indicios de lo que iban a ser las convulsiones culturales y sociales del siglo posterior al suyo.

Todo lo sencillo de líneas que es por fuera el monasterio de la Encarnación lo es de complicado por dentro, debido a las decoraciones hechas por Ventura Rodríguez y por nuestro personaje mucho después de la construcción del edificio, que viene de mucho antes, de la época de Felipe III. Don Antonio era hijo del escultor barroco jiennense Pablo González Velázquez (1664-1727) y hermano de los también artistas Luis (1715-1764) y Alejandro (1718-1772) González Velázquez, con quienes colaboró en la realización de las pinturas de ese gran complejo de edificios del reinado de Fernando VI que son las Salesas Reales. Toda una dinastía de profesionales de las Bellas Artes, que sería culminada con Zacarías y Cástor, dos de sus tres hijos. Casi todos los componentes de la dinastía fueron pintores, pero Alejandro fue además arquitecto, ciencia que fue seguida por el otro hijo de Antonio, Isidro, autor del obelisco de la Plaza de la Lealtad.

Crucifixión con San Miguel, de Antonio González Velazquez. Fuente: commons.wikimedia.org
Crucifixión con San Miguel, de Antonio González Velazquez.
Fuente: commons.wikimedia.org

Aparte de los conocimientos que proporcionaba el vivir en una familia con tantas inquietudes culturales, Antonio González amplió su formación en Italia, durante seis años, bajo la dirección del pintor napolitano Corrado Giaquinto. Durante su estancia en estas tierras, pintó los frescos de la iglesia de los Trinitarios de Castilla en Roma, considerados un precedente de los de Goya en el templo madrileño de San Antonio de la Florida. Esta iglesia también conserva algunas de sus obras en soporte de lienzo, y curiosamente tanto González como Goya trabajaron haciendo diseños para la Real Fábrica de Tapices.

En 1753 González regresó a España y fue uno de los artistas que rehicieron por dentro el aspecto de la Encarnación de Madrid. Un año más tarde, el rey Fernando VI le dio un cargo en la recién creada Academia de San Fernando, y en 1757, Antonio González pasó a ser Pintor de Cámara del propio monarca.

Aparte de La Encarnación y de Las Salesas, otros edificios madrileños que decoró fueron el nuevo Palacio Real en algunas de sus salas, la iglesia de los Santos Justo y Pastor (actual basílica pontificia de San Miguel), el convento de Santa Isabel u otro de la orden de los Trinitarios, como aquel en que hiciera sus primeros trabajos italianos, que estaba ubicado en el solar actualmente ocupado por el Teatro Calderón.

Fuera de Madrid, hay que destacar sus trabajos en la Universidad de Salamanca y en la Basílica del Pilar de Zaragoza.

BIBLIOGRAFÍA

-«Antonio González Velázquez, un pintor en el Madrid del siglo XVIII», conferencia pronunciada por SÁNCHEZ DE PALACIOS, Mariano, en el ciclo sobre el Madrid dieciochesco del Instituto de Estudios Madrileños, en el año 1978.

Juan Pedro Esteve García
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