Nacida en el Madrid del Siglo de Oro, Mariana de Jesús sintió desde niña un profundo amor por Dios, lo que la impulsó a ayudar a los más desfavorecidos, convirtiéndose en un modelo de generosidad y entrega. A lo largo de su vida, se dedicó especialmente a asistir a los pobres, los enfermos y los marginados, sin buscar reconocimiento personal. Su humildad y devoción la hicieron muy querida, siendo admirada por su bondad y compromiso con el prójimo. Mariana dejó un legado de amor incondicional, convirtiéndose en un referente de santidad y caridad, inspirando a todos a seguir su ejemplo de servicio y compasión.
Personajes madrileños
En Madrid nadie es forastero, ya que la ciudad ha acogido a lo largo de los siglos a personas de todos los rincones del mundo, que han dejado su huella en la historia y la cultura de la capital.
Hablamos de personajes de todas las épocas que, aunque no hayan nacido en Madrid, tienen una profunda conexión con la ciudad, ya sea por sus contribuciones a la cultura, la política o la sociedad madrileña. La ciudad, abierta y acogedora, ha sido un espacio donde todos los que la han elegido como hogar han influido de manera significativa en su desarrollo y legado. Por eso, cada personaje histórico relacionado con Madrid forma parte de la rica herencia cultural que compartimos, independientemente de su lugar de origen.
Maslama al-Mayriti: el científico andalusí nacido en Madrid
Maslama al-Mayriti: el primer madrileño destacado en la historia
Maslama al-Mayriti, fue un matemático, astrónomo y astrólogo andalusí. Nació a mediados del siglo X en Mayrit (la actual Madrid), de ahí su nisba o gentilicio, al-Mayriti, que significa el madrileño. Siendo muy joven marchó a Córdoba, donde estudió con reputados maestros matemáticas, geometría y astrología. Fue en la capital del califato donde llevó a cabo su trabajo e investigaciones, consolidándose como una figura clave en el avance de la ciencia medieval.
Sonia Martínez, 1963-1994.
De la mano de una joven estrella de cine y TV damos hoy un vistazo crítico al Madrid de la década de 1980. Según algunos, un epicentro de vanguardias culturales. Según otros, un pozo de degradación. En realidad, elementos de ambas cosas y de otras muchas. Metrópoli en la que en muy poco tiempo, una persona podía saltar a la fama o acabar cargando con fallos estructurales de todo un país.
Desde el Pirulí de la M-30 se divisa un país lleno de ilusiones de cambio. Da sus últimos coletazos el “Alcázar”, diario nostálgico de los patrioterismos trompeteros. Extinguido está ya el “Triunfo”, semanario de los intelectuales que habían traído los nuevos aires. Acrobáticos cambios de chaqueta de un ámbito a otro, y mientras, la gente opta por una tercera vía, la de pasarlo lo mejor posible bailando con los Ultravox, y riendo con los nuevos humoristas. Romeu y los pinceles de “El Jueves” rivalizan con los históricos Mingote y Forges.
Fallece D. Enrique de Aguinaga, maestro de periodistas
El día de Sábado Santo, 16 de abril de 2022, a los 98 años de edad, nos ha dejado D. Enrique de Aguinaga, decano de los cronistas de la Villa de Madrid.
Marcel Nemes y el arte español.
Marcel Nemes, nacido Mozes Klein nace en Jánoshalma (cerca de la frontera con Croacia) en 1866 y muere en Budapest, en 1930. Hace su fortuna en el sector de la minería y el comercio, pero desde principios de 1900 destacará como marchante y mecenas del Arte.
Anne Barcat, madrileña de corazón
El pasado viernes, 4 de noviembre, estuvimos invitados a la fiesta que Anne Barcat celebró para festejar sus cincuenta años de vida madrileña. Para quien no la conozca, Anne es una de las primeras damas de la historiografía madrileña -como algún compañero bloguero la ha definido- , un personaje popular y querido por muchos de los que nos movemos por la Madroñosfera, esa colección de bitácoras, páginas de Facebook y cuentas de Twitter que hablan de Madrid.
Antonio González Velázquez, un pintor en el Madrid de los primeros Borbones
Este pintor madrileño de lienzos y de frescos vivió entre 1723 y 1793, un paso muy largo por este mundo para los estándares de aquella época. Se crio y vivió con los últimos estertores del Barroco, coexistió con el neoclasicismo y presenció los primeros indicios de lo que iban a ser las convulsiones culturales y sociales del siglo posterior al suyo.
El Sastre Utrilla o La Elegancia de Madrid
Como en cualquier otra época, en el Madrid de Isabel II vestir bien era sinónimo de distinción y de clase. Sastres como Ortet, Picón, Bartelet o Álvarez se encargaban de dar un toque de elegancia a todo aquel que requiriese un traje confeccionado en sus talleres. Pero hubo uno que destacó por encima de todos y se convirtió en un punto de referencia inevitable para cualquier figurín deseoso de aparentar una buena posición en la sociedad de aquellos años: Juan Utrilla, el sastre de referencia del Madrid de entonces. Su fama traspasó los muros matritenses y las fronteras de España, llegando su nombre hasta Londres y París, los eternos emporios de la moda, a los que acudía en su continua búsqueda de telas e indicios con los que innovar y mantener su privilegiada clientela.