La música compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu
La cita proviene del Quijote y recoge una idea que la sabiduría popular ha vertido en el refrán el que canta su mal espanta.
La cita proviene del Quijote y recoge una idea que la sabiduría popular ha vertido en el refrán el que canta su mal espanta.
En estos momentos difíciles para todos no hemos querido faltar a la habitual cita trimestral con nuestros lectores. Por ello, os ofrecemos el número 37 de nuestra revista, que esperamos os ayude a sobrellevar mejor estos días, aparte de descubriros algún que otro aspecto o detalle de Madrid y su patrimonio.
Generalmente, y como peatones, descendemos esta histórica cuesta madrileña a paso vivo para desembocar hacia el Parque de Atenas, el antiguo campo de la Tela, y no prestamos excesiva atención a los muros que la estructuran; si circulamos por la misma en automóvil, tanto para descender hacia la calle de Segovia o dirigirnos hacia el Paseo de la Virgen del Puerto, la concentración que nos demanda sus exigentes rampas, impedirá con mayor motivo que nos apercibamos del estado de esos enormes paredones.
Ya iba siendo hora.
Se trata de la tercera tanda de carteles que se coloca en la parte final de la calle Mayor, y mirador de la Cuesta de la Vega para ilustrar sobre la muralla andalusí del periodo emiral-califal (ss. IX-X d.C.), en su tramo actualmente englobado en el parque del Emir Mohamed I.
Cada investigación científica viene precedida de un largo proceso de documentación. Después, a lo largo de la misma, surgen hilos más bien poco perceptibles a simple vista; no obstante, en cuanto tiramos de ellos, rebrotan a la superficie vidas humanas, creaciones artísticas o acontecimientos históricos, que recobran vida, dan nuevo enfoque a hechos ya conocidos o bien otorgan relevancia a datos que hasta ese momento no la tenían. La labor de los historiadores es imprescindible, pues en cada generación tenemos que redescubrir lo que, con el paso del tiempo, había caído en el olvido.