Entarugado de madera

Adoquines de madera

En 1848 se optó por pavimentar las calles con adoquines (tarugos) de madera, a imagen y semejanza de los de granito.
El fin primordial era conseguir que las ruedas de los carruajes, reforzados y rebordeados en muchos casos por una protectora banda de hierro, no molestase en demasía a los vecinos, ya que el roce de granito con metal era exasperante.

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