Al inicio de la calle del Codo, en pleno barrio de los Austrias y contigua a la Plaza de la Villa, se encuentra la puerta de la Torre de los Lujanes. Enmarcada por un arco de herradura con dovelas de piedra que aún conservan visibles las marcas de cantería, esta puerta se ha tenido tradicionalmente por la más antigua de Madrid. Ahora, un estudio encargado por la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País ha permitido esclarecer la veracidad de esta afirmación.
Un estudio para descubrir su antigüedad
Desde 1867 esta puerta viene dando acceso a la sede de la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País (RSEMAP), y ha sido precisamente esta institución -que en este año ha cumplido 250 años de existencia-, la que ha encargado un análisis científico para determinar su antigüedad exacta. El estudio, realizado por el Laboratorio de Radiaciones Ionizantes y Datación del Departamento de Física Fundamental de la Universidad de Salamanca, se ha hecho público este martes 24 de noviembre en un acto realizado en la sede de la RSEMAP. Las conclusiones indican que la madera utilizada en la puerta procede de un árbol que estuvo vivo alrededor del año 1415, con un margen de error de ±10 años, lo que permite situar la construcción de la puerta en torno a 1420. Por entonces, el edificio no pertenecía al linaje de los Lujanes, sino a sus anteriores ocupantes, los Ocaña (más información en «Las casas de los Lujanes: Noticias sobre sus primeros ocupantes»).
Uno de los coordinadores e impulsores de este estudio ha sido nuestro compañero José Manuel Castellanos, reputado historiador del Madrid medieval y miembro también de la RSEMAP.

Una de las hipótesis que plantea Castellanos es que esta puerta podría haber dado acceso a la bodega de Gonzalo García de Ocaña, como se aprecia en la imagen adjunta, que muestra el entorno de la antigua plaza de San Salvador a mediados del siglo XV, donde hoy se encuentra la Plaza de la Villa. En la manzana 176 estuvieron situadas, hasta 1450, las casas del contador Gonzalo García de Ocaña, que a partir de esa fecha pasaron a manos del camarero real Pedro de Luján.

Un tesoro medieval en pleno Madrid
Este hallazgo no solo confirma la antigüedad excepcional de esta puerta, sino que refuerza el valor patrimonial de un rincón que, a pesar de su discreción, guarda siglos de historia. Su estado actual, marcado por el paso de los siglos y la falta de intervenciones adecuadas, merece una restauración cuidadosa y rigurosa. Confiamos en que las autoridades competentes reconozcan el valor histórico de este elemento único y le otorguen tanto la protección como la atención que su condición de testimonio vivo del Madrid medieval exige.
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