El Motín de Aranjuez, ocurrido entre el 17 y el 19 de marzo de 1808, es uno de esos episodios en la historia de España que marcan un antes y un después. Este levantamiento, que tuvo lugar en un contexto de crisis política y social durante el reinado de Carlos IV, no solo supuso un traspaso de la corona entre padre e hijo, sino que también marcó el inicio de una serie de acontecimientos que culminarían en la Guerra de Independencia Española.
Contexto: un país en crisis
Para entender el Motín, es necesario conocer el ambiente de tensión que se vivía en España durante esos años. El país estaba sumido en una profunda crisis, tanto interna como externa. En el centro de todo estaba Manuel Godoy, favorito de Carlos IV, una figura extremadamente controvertida que había acumulado un poder casi absoluto, pero que no gozaba de la simpatía de casi nadie: ni de la nobleza, ni del pueblo. Su cercanía con Napoleón Bonaparte, especialmente tras la firma del Tratado de Fontainebleau en 1807, fue vista como una traición a los intereses nacionales. Este acuerdo permitía el paso de las tropas francesas por territorio español para invadir Portugal, lo que muchos interpretaron como una humillación para el país y una cesión de soberanía a Francia.
Además, el país sufría una grave crisis económica, agravada por las derrotas militares contra Gran Bretaña y por la ineficaz gestión de Carlos IV, quien parecía cada vez más desconectado de las necesidades del pueblo. A esto se sumaban los rumores de que el rey pensaba abdicar en favor de su hijo Fernando VII, un príncipe mucho más popular y apoyado por sectores conservadores y patrióticos. Esta creciente división en la corte, junto con el descontento generalizado por la gestión de Godoy, creó un caldo de cultivo ideal para el estallido del motín.
Los protagonistas

Varios actores clave desempeñaron un papel fundamental en el desarrollo del Motín de Aranjuez:
- Carlos IV: un monarca débil y desconectado de la realidad del país, que mostró una incapacidad para gestionar los conflictos que amenazaban su reinado. Su creciente dependencia de Manuel Godoy, quien se erigió como una figura clave en el gobierno, minó su autoridad y propició la el ascenso de Fernando VII como una alternativa política.
- Fernando VII: el Príncipe de Asturias, en quien muchos veían una alternativa más capaz y patriota frente a la influencia francesa de Godoy. A su alrededor se agrupaban los llamados fernandinos, que desempeñaron un papel esencial en el levantamiento, al movilizar tanto a la corte como al pueblo en su lucha contra el odiado ministro.
- Manuel Godoy: Una figura central en la política española del momento. Conocido por su título de Príncipe de la Paz, consiguió una gran concentración de poder gracias a su estrecha relación con la familia real y sus políticas alineadas con Francia. Sin embargo, su alianza con Napoleón, que inicialmente se vio como un punto a favor para España, pronto se convirtió en un grave lastre. La creciente percepción de traición hacia los intereses nacionales y los rumores de corrupción erosionaron su popularidad y apoyo entre la gente, que le ridiculizaban con el apodo de «el choricero», en referencia a su origen extremeño.
- Eugenio de Palafox: Conde de Tepa, quien además de ser un firme opositor a Godoy, tenía una razón personal para unirse al levantamiento. La condesa de Montijo, su madre, había sido desterrada por orden del Príncipe de la Paz, lo que despertó en él una profunda indignación y le impulsó a involucrarse de lleno en la organización del motín. Su papel fue clave en la lucha por la caída de Godoy.
- El pueblo de Aranjuez: El pueblo veía en Godoy al principal responsable de la decadencia española, pues lo consideraban la figura que había permitido el deterioro de la monarquía y del país en general. La acumulación de poder y las decisiones erróneas de Godoy, sumadas a su cercanía con la familia real, alimentaron el sentimiento de traición y desconfianza entre la población. Muchos lo acusaban de ser el artífice de la corrupción que minaba las instituciones del Estado, de favorecer intereses personales y extranjeros en detrimento del bienestar del pueblo y del reino. Esta percepción de Godoy como el causante de la crisis social, económica y política fue un factor clave que movilizó a la multitud durante el motín.
17 de marzo de 1808: la revuelta comienza
En la jornada del 17 de marzo, se desató un ambiente de incertidumbre y agitación en Aranjuez debido a la propagación de rumores que agentes secretos fernandinos se encargaron de difundir por calles y tabernas. La noticia era que Carlos IV tenía prevista su salida del Real Sitio esa misma noche camino a Sevilla, con la intención de abandonar la península rumbo a las territorios de ultramar de la corona española. Además, estos agentes distribuyeron dinero para pagar a agitadores que amplificaran aún más el caos y la inquietud entre la población. El rumor cobró rápidamente fuerza entre la población, sembrando dudas sobre el futuro inmediato de la monarquía y generando una atmósfera de desconfianza que fue crucial para la movilización del pueblo.
La noche del 18 de Marzo: el momento culminante del Motín
A medianoche, una señal luminosa desde una ventana del Palacio Real, seguida de un disparo, marcó el inicio del levantamiento. Una multitud furiosa, unida por el rechazo a Godoy y el temor a que el rey abandonara el país, se reunió a las puertas del Palacio, gritando consignas como «¡Muerte a Godoy!» y «¡Abajo el choricero!». Rápidamente rodearon el palacio, bloqueando todas las salidas para evitar que alguien pudiera escapar.

Un grupo de insurgentes liderados por “El Tío Pedro” (en realidad, el Conde de Tepa disfrazado de paisano) marchó hasta la residencia de Godoy, irrumpiendo en ella en su busca mientras saqueaba su contenido. Godoy, que se encontraba en la vivienda, intentó huir, primero a una habitación interior y luego a una buhardilla, donde finalmente se escondió. Sin embargo, la multitud no cesó en su empeño de capturarle y su búsqueda continuó por toda la residencia durante horas. Finalmente, el 19 de marzo, agotado por la sed, Godoy se acabó entregando a sus perseguidores.
Consecuencias: un cambio de monarca y la guerra en el horizonte

El Motín de Aranjuez tuvo profundas consecuencias para la historia de España. Carlos IV se vio forzado a destituir a Godoy y abdicar en favor de su hijo, Fernando VII, quien ascendió al trono en un contexto de desconfianza y tensiones políticas. Sin embargo, la abdicación de Carlos IV no resolvió los problemas estructurales que aquejaban al país. La situación política continuó siendo inestable, y la amenaza de la invasión napoleónica se volvía cada vez más inminente. De hecho, el Motín de Aranjuez aceleró los planes de Napoleón Bonaparte respecto a España, quien no dudó en aprovechar la oportunidad para avanzar en sus ambiciones de apoderarse del país. Así, lejos de ser la solución a los problemas de la monarquía española, el motín actuó como un catalizador para la intervención extranjera, acelerando la invasión francesa y la posterior Guerra de Independencia. En última instancia, este levantamiento marcó el comienzo de un período de gran turbulencia para España, cuyas repercusiones se extendieron durante los años siguientes, cuando la nación luchó por recuperar su independencia y reorganizar su estructura política en medio de las presiones internas y externas.
- San Dámaso, ¿un papa madrileño? - 23 abril, 2025
- Mariana de Jesús, la santa de los pobres - 11 abril, 2025
- Historia de la catedral de la Almudena - 3 abril, 2025