Si hubiera que elegir un icono, el monumento más representativo de Madrid sin duda que la fuente de la Cibeles ocuparía un lugar de honor en la lista de candidatos junto a la Puerta de Alcalá y el Oso y el Madroño. A mí me resulta difícil optar por sólo uno de ellos, una disyuntiva que se me semeja a esa tramposa pregunta, y un tanto perversa, de a quién quieres más, ¿a mamá o a papá?