«Yo soy caballeros, la propia Javiera
que allá en Villarejo no tiene rival
haciendo rosquillas en una caldera
que luego producen un buen capital.
Con grandes montones de pan machacado,
canela y azúcar, aceite y limón,
ceniza y arena, serrín tamizado,
castañas pilongas, potasa y cartón,
fabrico rosquillas que al más relamido
le saben á gloria, que es mucho saber,
y al cabo de un rato de haberlas comido
le causan disturbios por dentro del sér.