En este momento estás viendo El Viernes de Dolores

El Viernes de Dolores

Es el que los cristianos conmemoramos en la quinta semana de Cuaresma y el inmediatamente anterior al Domingo de Ramos.

Tras los años 2020 y 2021 en que se suspendieron las procesiones religiosas debido a la crisis sanitaria mundial desencadenada por la pandemia mundial de la COVID-19, los miembros de las distintas hermandades, congregaciones, esclavitudes y cofradías, arden en deseos de volver a hacerse presentes en las calles y plazas de los pueblos y ciudades de España.

Madrid, capital del Reino, no podía ser menos. Esta vieja villa castellana se ha caracterizado por la demostración de una notable sensibilidad y emotividad religiosa que se ven especialmente incrementadas dentro del principal ciclo cristiano, como es el tiempo de la Cuaresma. Esta vivencia se ve extremada en la conmemoración de la última semana de vida terrenal de Cristo, antes de producirse la gloria de la Pascua de Resurrección. Emoción y pasión, sí, pero armonizados en la austeridad y contención que caracterizan la idiosincrasia de los pueblos castellanos que habitamos la Meseta Central de la península Ibérica.

Nuestra Villa, capital de la Monarquía Hispánica por decisión del rey Felipe II, en 1561, derribó sus murallas y cercas, abriendo sus brazos acogedores a la corriente vivificadora y enriquecedora de los nuevos madrileños que llegaban desde los cuatro puntos cardinales de esta piel de toro. Con sus vidas y personas, traían también las costumbres y tradiciones de sus lugares de origen, que la villa matritense hacía también suyos. Extremeños, andaluces, manchegos, valencianos, catalanes, aragoneses, vascos, cántabros, asturianos gallegos, etc, se sentían acogidos e integrados en la vida ciudadana y cosmopolita, pero próxima y humana a la vez.

Muchas tradiciones, celebraciones y festejos que se celebran en Madrid, se han visto enriquecidos a lo largo de los últimos 450 años gracias a esta inmigración interior, precisamente por la nostalgia que muchos de estos nuevos madrileños podían sentir, a pesar de considerarse magníficamente acogidos en nuestra ciudad, en la que no se pregunta de dónde vienes, y llevaron a la práctica la integración de sus tradiciones oriundas en las propias de la Villa y Corte. Este fenómeno interior, se ha visto continuado con las inmigraciones de tantísimas personas que se han integrado en la vida ciudadana de Madrid, y que ya proceden de la cuatro esquinas de este pequeño globo azul que llamamos la Tierra: Así, no es extraño que los madrileños disfruten de festividades originales de Ultramar: ecuatorianos, colombianos, venezolanos, cubanos, mejicanos, etc, etc, etc, todos ciudadanos descendientes de la Monarquía Hispánica, han traído sus costumbres, devociones y festividades que Madrid acoge como suyos. Y de la propia Europa: rumanos, polacos, bálticos, en general se sienten acogidos e integrados. Del Extremo Oriente, una gran población procedente del antiguo Imperio del Centro, la actual República Popular China, ha conseguido que una celebración tan significada como el Año Nuevo Chino, se conmemore y celebre por parte de los madrileños como algo propio de esta tierra.

Volvemos a nuestra Semana Santa. Hoy los templos madrileños se encuentran en plenos preparativos para dar la adecuada solemnidad y brillantez a la celebración de los oficios propios del calendario. Y aquellas iglesias que, al mismo tiempo, son sedes canónicas de las distintas hermandades y cofradías que celebran estación penitencial durante la Semana Santa, son visitadas multitudinariamente por los ciudadanos, deseosos no solo de orar en este tiempo tan especial, sino también para admirar las maravillosas imágenes que, en la mayor parte de los casos, ya están montadas sobre bellísimos y artísticos pasos procesionales.

Foto 1: Fachada principal de la iglesia del Santísimo Cristo de la Fe.

Nos acercamos al templo del Santísimo Cristo de la Fe (foto 1), situado en el nº 87 de la calle de Atocha. Este edificio construido entre 1590 y 1620 cobijó provisionalmente, ya en 1592, un hospital particular propiedad de la Congregación de Nuestra Señora del Amor de Dios, y a partir de 1610 se dedicó a los Niños Desamparados. En 1852 se instaló el hospital de incurables de Nuestra Señora del Carmen. Se encuentra paredaño con el edificio de la Sociedad Cervantina, que alojó la imprenta de Juan de la Cuesta, que realizó la edición príncipe de la primera parte del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, en 1605. Actualmente es propiedad de la Hermandad del Silencio y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la fe, Nuestro Padre Jesús del Perdón y María Santísima de los Desamparados. En el interior del templo de una sola nave, y frente a su altar mayor, contemplamos el paso procesional de “Cristo sufriendo los azotes atado a la columna” (foto 2), sobre trono tallado en madera en su color natural. En la parte media del lateral del evangelio, encontramos la antigua Capilla de San Nicolás (foto 3), de magnífica arquitectura barroca, y en la que contemplamos la bella imagen de Nuestra Señora de los Dolores, realizada en 2005 por el escultor Antonio José Martínez.

Foto 2: Cristo sufriendo los azotes atado a la columna.
Foto 2: Cristo sufriendo los azotes atado a la columna.
Foto 3: Antigua capilla de San Nicolás, que acoge la imagen de Nuestra Señora de los Dolores.
Foto 3: Antigua capilla de San Nicolás, que acoge la imagen de Nuestra Señora de los Dolores.

Seguidamente, llegamos a la Colegiata de Nuestra Señora del Buen Consejo y San Isidro (foto 4), situada en la calle de Toledo, nº 37, y sede canónica de la Real, Ilustre y Fervorosa Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y María Santísima de la Esperanza Macarena. En su interior, podemos venerar la imagen de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder (foto 5), talla realizada en 1942 por el imaginero José Antonio Fernández Andés, imitando de la que se venera en la basílica de la misma advocación, obra del gran escultor barroco Juan de Mesa.

Foto 4: Fachada principal de la Colegiata de San Isidro, a la calle de Toledo.
Foto 4: Fachada principal de la Colegiata de San Isidro, a la calle de Toledo.
Foto 5: Imagen de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder.
Foto 5: Imagen de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder.

Casi frente por frente, y en la primera capilla del lado del evangelio, contemplamos la bellísima imagen de María Santísima de la Esperanza Macarena (foto 6), ya instalada en su paso procesional. Es obra del imaginero Antonio Eslava Rubio.

Foto 6: Imagen de María Santísima de la Esperanza Macarena.
Foto 6: Imagen de María Santísima de la Esperanza Macarena.
Foto 7: Serena y equilibrada imagen dieciochesca del Cristo de la Fe y del Perdón
Foto 7: Serena y equilibrada imagen dieciochesca del Cristo de la Fe y del Perdón.

Nuestra próxima “estación” es la Basílica Pontificia de San Miguel Arcángel (foto 7), sita en la calle de San Justo, nº 4, y sede de la Hermandad Sacramental y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Fe y del Perdón, María Santísima Inmaculada, Madre de la Iglesia y Arcángel San Miguel. Su bellísima fachada convexa barroca, nos conduce a un impresionante interior arquitectónico, cuya única nave nos guía a su presbiterio, en donde frente a su altar mayor se ha depositado, hasta su instalación en su paso procesional, la serena imagen del Cristo de la Fe y del Perdón (foto 8), obra dieciochesca del vallisoletano navarrés Luis Salvador Carmona. La capilla en la que se le venera habitualmente está ocupada por una cruz vacía adornada con los lienzos del descendimiento (foto 9). El paso procesional de preciosa madera tallada en su color (foto 9) espera a su divino ocupante.

Foto 8: Capilla con la cruz del descendimiento.
Foto 8: Capilla con la cruz del descendimiento.
Foto 9: Paso procesional, de madera preciosamente tallada, aguardando a su Señor.
Foto 9: Paso procesional, de madera preciosamente tallada, aguardando a su Señor.

Justo a su vera, contemplamos, bien que con dificultad ante la escasa iluminación del templo, el paso procesional de María Santísima Inmaculada, Madre de la Iglesia (foto 10).

 Foto 10: Paso procesional de María Santísima Inmaculada, Madre de la Iglesia.
Foto 10: Paso procesional de María Santísima Inmaculada, Madre de la Iglesia.

Terminamos nuestro particular “via imago”, ante el templo de San Pedro el Viejo (foto 11), que encontramos en la calle del Nuncio, nº 14, y sede de la Muy Ilustre, Primitiva y Fervorosa Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Jesús Nazareno el Pobre y María Santísima del Dulce Nombre en su Soledad.

Foto 11: Fachada principal del antiquísimo templo de San Pedro el Viejo.
Foto 11: Fachada principal del antiquísimo templo de San Pedro el Viejo.
Foto 12: Imagen de Jesús Nazareno el Pobre, en su capilla habitual.
Foto 12: Imagen de Jesús Nazareno el Pobre, en su capilla habitual.

Accediendo a su interior, nos encontramos cara a cara con la imagen dieciochesca de Jesús Nazareno el Pobre ( foto 12), aún en su camarín habitual. Su precioso paso procesional le espera en el sotacoro (foto 13).

Foto 13: Paso procesional de Jesús el Pobre.
Foto 13: Paso procesional de Jesús el Pobre.

En la nave de la epístola del viejo templo medieval, podemos contemplar el hermosísimo paso procesional de María Santísima del Dulce Nombre en su Soledad (foto 14). La bellísima imagen de la Virgen fue realizada por la imaginera sevillana Lourdes Hernández, y el paso de palio se estrenó en 1999.

Foto 14: Paso procesional e imagen de María Santísima del Dulce Nombre en su Soledad.
Foto 14: Paso procesional e imagen de María Santísima del Dulce Nombre en su Soledad.

En la capilla que habitualmente ocupa esta imagen mariana se han dispuesto las distintas insignias de la Hermandad (foto 15); así, se pueden contemplar, entre otros, la cruz de guía, los estandartes, el Senatus, el Bacalao, los faroles, etc.

Foto 15: Capilla exhibiendo las divisas de la Hermandad.
Foto 15: Capilla exhibiendo las divisas de la Hermandad.

Empezamos la Semana Santa madrileña, y este breve reportaje es tan solo un pequeño “entrante” para ir “haciendo boca”. Anímense, vívanla, acérquense a los templos de sus barrios y a los del viejo Madrid, disfruten de sus procesiones, y de la riqueza y esplendor de la liturgia. Cultivemos el espíritu y la fe. Dios les bendiga.

Fotografías por Julio Real González.

Julio Real González

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.