Obras en Colón 1

¡Pedazo de grúa!

Es la que podemos contemplar estos días en la confluencia de la calle de Génova con la plaza de Colón. La instalación de esta impresionante maquinaria ha obligado a desviar durante unos días el tránsito de vehículos por las calles de Monte Esquinza y del Marqués de la Ensenada.

La gran altura que alcanza esta gigantesca grúa pone en franca evidencia el contenido tamaño del nuevo edificio que se está terminando de edificar para sede de oficinas de la entidad financiera CAIXABANK, cuya vanguardista arquitectura, que combina celosías estructurales romboidales y una liviana cubierta de apariencia vegetal, dotan a esta construcción de una ligereza y transparencia física que suponen un gran avance con respecto al edificio setentero que le precedió. Aunque desde luego nunca podrá superar – ni siquiera aproximarse- al encanto y belleza artística del que estaba dotado el desaparecido palacio decimonónico de Medinaceli, desgraciadamente demolido en 1965. El gran “mazacote” que constituye en CENTRO COLÓN, edificado en la primera mitad de los años 70 del siglo XX, nos ilustra sobre el concepto de progreso económico y modernización en arquitectura que impulsaban los arquitectos en aquel entonces, en plena etapa de desarrollismo económico y especulación urbana, que no paraba a considerar la conveniencia de edificar semejantes ejemplares en pleno casco histórico de la ciudad.

Obras en Colón 2

La fotografía nos permite contemplar un ángulo menos habitual de las célebres torres de Colón, junto a la gigantesca grúa que está contribuyendo a la reforma que sobre las mismas se viene ejecutando. Y no es la primera que experimenta en su aún no demasiada extensa existencia. Obra del arquitecto D. Antonio LAMELA RODRÍGUEZ, se edifican entre los años 1967 y 1976, con una novedosa técnica constructiva en aquel entonces de estructura colgante, que daba la impresión de que se construía desde su parte superior hasta la planta baja; vamos, lo que de toda la vida se ha llamado “empezar la casa por el tejado”. Finalizados los años 90 del pasado siglo, se consideró que su arquitectura había quedado obsoleta ante el progreso de los tiempos, y el mismo estudio de arquitectura de Lamela se procede a su reforma, que enmascaró su silueta original, y dotó a su remate de una estructura excesivamente llamativa, que recordaba las célebres arquitecturas futuristas que imaginó en los años 30 del siglo XX el genial dibujante Alexander Raymond –autor, entre otras historietas, de las aventuras de Flash Gordon-, y que el gracejo madrileño denominó “enchufe”, y de color verde, para mayor discreción. Así que, ahora vamos por la tercera reforma que esperemos que devuelva algo de la dignidad original que poseía el trabajo del Sr. Lamela o, que al menos, sea lo suficientemente discreta que no de lugar a nuevos remoquetes irónicos fruto del magín popular.

Por último, no podemos desaprovechar la ocasión que nos brinda esta gran reforma para poner en evidencia, una vez más, a nuestras administraciones públicas. Paredaño a la torres de Colón, y en su lado norte, podemos apreciar el antiguo palacete de los Condes de Egaña , situado en el nº 29 de la calle de Génova.

Palacete de los Condes de Egaña
Palacete de los Condes de Egaña

Se trata de una relevante edificación nobiliaria de la segunda mitad del siglo XIX, y característico ejemplar de las primeras residencias burguesas y aristocráticas que pugnaban por “escapar” del abigarrado caserío y angostas calles del histórico casco tradicional de nuestra villa y conquistar los amplios ámbitos que ponían a su disposición los nuevos barrios proyectados como Ensanche de Madrid como el célebre del Marqués de Salamanca.

Fue encargado el proyecto por los Condes de Egaña en 1879 al arquitecto Ricardo Rodrigo y su edificación consta finalizada en 1881. Edificado entre medianerías es un típico palacio urbano que conserva notables interiores, que lamentablemente no son actualmente accesibles a los visitantes, a pesar de ser un edificio público. Y tenemos que destacar esta circunstancia: se trata de una edificación, propiedad del Ministerio de Economía y Hacienda, en el que durante años estuvo situado el Tribunal Económico-Administrativo Central, y que muestra un lamentable estado de abandono. A pesar de que los trabajos de rehabilitación se licitaron en 2016 por un importe de 160.000 €, cuatro años después aún no ha comenzado las tareas. Y entre tanto, distintas estructuras metálicas tratan de asegurar su estabilidad, mientras que las lonas que cubren un amplio porcentaje de sus fachadas, tratan de prevenir posibles desprendimientos que pudieran afectar a los viandantes. Esperamos que esta lamentable situación no se prolongue mucho más en el tiempo.

Fotografías por Julio Real González.

Julio Real González

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