Excavaciones Calle Espejo

La muralla de la calle del Espejo

La preservación de nuestro patrimonio histórico-artístico, así como su adecuada divulgación, es responsabilidad ineludible de las administraciones públicas. Afortunadamente, en nuestros tiempos hay que valorar positivamente la labor de particulares que, aunque obligados por la Ley de Patrimonio, han sabido sacar a la luz y poner en valor para el disfrute de todos los ciudadanos un elemento tan importante como lo es un más que notable tramo del recinto amurallado castellano, datado en el siglo XII, y que hoy podemos admirar en un establecimiento público.

Y lo encontramos en un local hostelero de reciente apertura, dedicado a horno y pastelería de orientación francesa, denominado “SANTA EULALIA. Boulangerie, pastisserie”.

El actual negocio ha heredado la reforma del local que en el año 2009 permitió recuperar un importante tramo de muralla y que fue realizada por la REAL SOCIEDAD ECONÓMICA MATRITENSE DE AMIGOS DEL PAÍS, que tuvo en este local su sede y aulas bajo el rótulo de Gaspar Melchor de Jovellanos durante escasos años, y evidenció su sensibilidad al recuperar tan importante resto medieval, y promover su restauración y exposición musealizada.

.-Grandes manzanas que ocultan (y preservan) la historia.

Ante todo indicar que el local se halla en la multisecular calle del Espejo, en concreto en su número 12. Esta casa, construcción de mediados del siglo XIX, se integra en la alargada manzana a la que la Planimetría General de Madrid, impresa en 1757, otorgó el número 418 (Foto 1). Se encuentra situada entre las actuales plaza de Isabel II, calles de la Escalinata (antigua de los Tintes), del Mesón de Paños, Costanilla de Santiago, y calles del Espejo y de la Independencia. La configuración de esta manzana, prolongada y de contorno irregular, mantiene características similares a las de las antiguas manzanas numero 126 (foto 2) –situada entre las actuales calles de la Redondilla, de los Mancebos, costanilla de San Andrés, plaza de los Carros, y calle de Don Pedro- y número 150 (foto 3), sin duda la más extensa e irregular, hasta el punto de que fue dividida en 1866 en dos partes, para darle salida a la actual Cava Baja y pasando a denominarse el fragmento norte a partir de entonces como 150 bis. Hasta ese momento esta enorme manzana se delimitaba por las siguientes vías: plaza del Humilladero, calles del Almendro y del Nuncio, plaza de Puerta Cerrada, y Cava Baja.

Foto 1
Foto 1. Manzana nº 418, según la Planimetría General de Madrid, impresa en 1757. Se observa la muralla medieval a lo largo de su eje longitudinal, con el cubo semicircular hueco en su parte media-inferior.

 

Foto 2
Foto 2. Manzana nº 126 de la Planimetría General de Madrid. También alargada y de forma irregular, podemos apreciar que en el siglo XVIII aún no se había constatado la supervivencia de restos de la muralla, descubiertos a lo largo del siglo XX.

 

Foto 3
Foto 3. Representación de la manzana nº 150, según la Planimetría General de Madrid, con representación en su interior de varios fragmentos de lienzos de la muralla medieval y torreones.

Estas tres manzanas se encontraban atravesadas en su parte central longitudinal por la muralla castellana del siglo XII a la manera de una espina dorsal que les sirviera de eje vertebrador. Y así lo fue durante siglos, desde que a partir de finales del siglo XV y comienzos del XVI, se permitiera a los vecinos lotificar los distintos tramos de murallas en solares edificables, primero intramuros y posteriormente por su fachada exterior, hasta quedar la venerable edificación marcial absolutamente oculta por edificaciones prosaicas.

Eventuales o premeditados derrumbamientos de casas permitían, de vez en cuando, que los venerables paramentos de sus muros quedaran a la vista tras siglos de haber servido de muros de carga a las viviendas que se les habían adosado.

.-Antiguos informes que revelan su existencia.

El redescubrimiento de la muralla madrileña tiene un ilustre antecedente en la figura del cronista y genial escritor costumbrista madrileño D. Ramón de Mesonero Romanos (1803-1882), que en su obra “El antiguo Madrid. Paseos histórico-anecdóticos por las calles y casas de esta Villa” (1861) y tras aludir a la obra de José Antonio Álvarez y Baena, “Compendio de las grandezas de Madrid” en apoyo de su opinión de que el itinerario de la muralla discurría por la calle del Espejo, y no por la de las Fuentes como indicaban otros autores, reseña que “en 1835, con motivo de la reconstrucción de los números 3 y 5 de la calle del Mesón de Paños, detrás del dicha calle del Espejo, vimos nosotros mismos al descubierto otro cubo o trozo de la muralla que seguramente nos convenció de su dirección entre ambas calles”. Es decir, se constata visualmente la permanencia de restos de la muralla castellana en el interior de la manzana 418.

Ochenta años más tarde, otro gran maestro, el jurista, historiador y arqueólogo albaidense, Elías Tormo y Monzó (1869-1957) en su obra “Las murallas del Madrid de la Reconquista” (1945) da cuenta de la demolición de las casas numeradas en el siglo XVIII como 22 y 23, respectivamente en 1943 y 1944, de la calle de la Escalinata, actualmente reunidos los dos solares en el nº 13 y ocupado por un garaje de planta baja y dotado de dos accesos. Como consecuencia de estas demoliciones quedó a la vista un tramo de muralla castellana, y asimismo algo más de la mitad en planta de un cubo semicilíndrico, a los que el profesor Tormo atribuyó cronología de época árabe.

Ya a partir de los años 80 del siglo XX, y como consecuencia del mayor conocimiento que de la muralla se ha obtenido a través de diversos sondeos arqueológicos, se ha concretado la cronología de estos tramos de muralla como pertenecientes a la segunda mitad del siglo XII y primera mitad del XIII, es decir, ya englobables en la época de dominio castellano y cristiano, tras la capitulación del reino taifa de Toledo, al que pertenecía Madrid, ante el rey castellano-leonés Alfonso VI en el año 1085.

Y es la puesta al descubierto y acondicionamiento digno de estos restos murarios, con la fortuna de encontrarse en un establecimiento abierto al público lo que nos ha permitido obtener este breve reportaje gráfico para facilitar su conocimiento y divulgación a nuestros lectores y ciudadanos en general.

Los restos de la muralla castellana hoy en día.

Como comentábamos al inicio del reportaje, el local que albergaba la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País, recientemente ha cambiado de ocupantes. Tras una nueva reforma, que ha dejado los muros de carga y medianeros al descubierto, desprovistos de cualquier enfoscado, y dejando a la vista el genuino y vetusto aparejo y envigados de madera del edificio decimonónico, el actual horno, pastelería y salón de te y café muestra un aspecto realmente impactante por la combinación de sus elementos muebles y decorativos, de moderno y sólido diseño, en notable contraste con la aspereza de los muros que nos rodean.

Foto 4
Foto 4. Recrecimiento en ladrillo de los siglos XIX y XX del cubo hueco semicircular de la muralla.
Fotografía por Mario Sánchez Cachero.

Accedemos al salón de te, y en su testero principal, colindante con la medianera de las fincas números 11 y 9 de la contigua calle de la Escalinata, nos damos de bruces con un gran ábside semicircular cóncavo de ladrillo (foto 4). Pero es al contemplar la superficie del suelo acristalado cuando comprendemos el sentido de este extraño elemento arquitectónico, aparentemente absurdo en semejante lugar. Efectivamente, podemos apreciar la cimentación y primeras hiladas en piedra y ladrillo de una construcción semicircular hueca, cuya solidez delata su identificación con un cubo de la muralla castellana del siglo XII (foto 5). Esta circunstancia permite deducir que cuando las viviendas comenzaron a adosarse a la fachada interior de la muralla, entre finales del siglo XV y primer tercio del siglo XVI, el cubo hueco se aprovechó como una habitación más, y al ser extraída la piedra más aprovechable como material de construcción, se sustituyó por el actual ladrillo entre mediados del siglo XIX y comienzos del XX, preservándose apenas de la construcción original poco más que la fuerte cimentación.

Foto 5
Foto 5. Cimentación y primeras hiladas en piedra y ladrillo del cubo original de la muralla.
Fotografía por Mario Sánchez Cachero.

Las antiguas viviendas que se adosaron a la muralla compartimentaron igualmente el cubo o torreón en diversos pisos en altura, como se puede apreciar aún hoy día por la subsistencia de tramos de vigas de separación de plantas y alguna ventana que posteriormente fue cegada (foto 6).

Foto 6
Foto 6. Detalle del interior del cubo de la muralla evidenciando su utilización como habitación con apertura de una ventana, y su división en pisos, como muestra el envigado aún subsistente.
Fotografía por Mario Sánchez Cachero.

Adosado al torreón, continúa un largo tramo de lienzo perteneciente a la muralla (foto 7) en dirección sur. Este lienzo, incluido el tramo englobado por el torreón, tiene una longitud aproximada de 18 metros y está compuesto por mampostería de sílex trabada con argamasa. El grosor visible es de aproximadamente medio metro, no pudiéndose evaluar su anchura total conservada mientras no se excaven arqueológicamente las fincas colindantes, correspondientes a los números 11 y 9 –numeradas de norte a sur- de la calle de la Escalinata.

Foto 7
Foto 7. Lienzo de muralla que sirve de cimentación al muro medianero divisorio de las fincas de la calle del Espejo nº 12, con las nº 11 y 9 de la calle de la Escalinata.
Fotografía por Mario Sánchez Cachero.

Este fragmento de muralla y asimismo el cubo, fueron excavados arqueológicamente entre los años 1999 y 2001, y como resultado se constató la subsistencia de restos pertenecientes al segundo recinto amurallado castellano correspondientes a un lienzo y un cubo. En tanto que el cubo apenas mostraba un alzado de 52 cm., la muralla colindante oscila entre los 80 cm y los 5 metros y medio de altura.

Hay que alabar la gestión realizada bajo la supervisión de la Dirección General de Patrimonio, que ha permitido el estudio arqueológico y, lo que es mejor, la preservación y puesta en valor de este importante resto del recinto amurallado medieval madrileño. Esperemos que sea el inicio de una serie de actuaciones similares en este sentido. No debemos olvidar que a escasos metros, en concreto en el nº 14 de la misma calle del Espejo un solar demolido y abandonado espera una rehabilitación de los restos de muralla allí aparecidos y sometidos a una brevísima excavación arqueológica en 1982… Nada menos que 34 años han transcurrido desde entonces y allí solo crece la maleza e impera la desidia más absoluta. Y un poco más al norte, en el nº 21 de la calle de la Escalinata, en otro solar vacío desde 1988, se vislumbra un notable fragmento de la muralla. Solar no excavado nunca arqueológicamente, que hace unos 4 años se cubrió de una capa de cemento, creemos que con fines de proteger el yacimiento, aunque se ha venido utilizando para instalar puestos de mercadillo, y espera la iniciativa de las Administraciones Públicas responsables para su debida investigación y restauración para solaz y enriquecimiento cultural de los ciudadanos.

Bibliografía:

.-AA.VV. (2003) “Arqueología medieval urbana. Las murallas de Madrid”. Madrid. Dirección General de Patrimonio. Ed. Doce Calles.

.-AA.VV. (1988) “Planimetría General de Madrid”. Facsímil editado por TABAPRESS PARA TABACALERA, SA.

.-GEA ORTIGAS, Isabel y CASTELLANOS OÑATE, José Manuel (2008) “Madrid musulmán, judío y cristiano. Las murallas medievales de Madrid”. Madrid. Ed. La Librería.

.-MALALANA UREÑA, Antonio (2011) “Madrid. Génesis y evolución de la muralla del siglo XII”. CEU Ediciones. Ed. La Librería.

.-MESONERO ROMANOS, Ramón de (1861) “El antiguo Madrid. Paseos histórico-anecdóticos por las calles y casas de esta villa” Facsímil de Ed. Dossat, S.A. 1990.

.-TORMO Y MOLTÓ, Elías (1945) “Las murallas del Madrid de la Reconquista” C.S.IC. Instituto Diego Velázquez.

Julio Real González

Esta entrada tiene 11 comentarios

  1. Enhorabuena Julio por el artículo, que posiblemente sea el primero escrito sobre tan importantes restos. Sólo añado que el exterior de este cubo de Santa Eulalia es el que se ve desde la calle de la Escalinata 11-13.

  2. Julio Real

    Muchas gracias, Jose.

    La verdad es que entramos en la cafetería porque ya sabíamos, a través del fabuloso blog de Mercedes Gómez, ARTE EN MADRID, de la existencia a la vista de estos restos, ya que en 2012 publicó un artículo sobre los mismos en las aulas de lo que entonces era REAL SOCIEDAD ECONOMICA MATRITENSE DE AMIGOS DEL PAÍS. Pero tras ser transformado en cafetería, se ha demolido el tabique que dividía las doa aulas y se han dejado los muros medianeros al descubierto, y sobre todo el interior del «cubo», que en las fotos de Mercedes aparecía enfoscado y pintado de blanco, ahora se aprecia el aparejo de ladrillo que lo compone. Con la restauración actual, se muestra mejor su auténtica naturaleza. Eso sí, se echa de menos algún cartel indicador para los visitantes, que creo que sí existía cuando eran aulas. Jose, encima del basamento de la muralla existe una gran pared libre que reclama con insistencia una recreación virtual de los recintos amurallados medievales, y destacándolo con mayor detalle, el tramo que se encuentra a la vista.
    Abrazos.

    Abrazos.

      1. Julio Real

        Pues nada, Jose. Cuando quieras tomamos un café en la nueva cafetería, acompañado de un buen producto de «pastisserie», hablamos con el encargado y llegáis a un acuerdo para «adornar» e «ilustrar» al mismo tiempo el local 😉

        Abrazos.

  3. karmenp

    Enhorabuena, Julio
    Compartimos pasión.

    1. Julio Real

      Me alegro, Carmen. Muchas gracias 🙂

  4. Paco Ruiz

    Durante los años 60 y 70 del siglo pasado, en la segunda planta de ese edificio, el 12 de la calle del Espejo, vivían mi tía y abuela materna. Ahí se establecieron como casa de Huéspedes Márquez durante unos 20 años.
    Recuerdo que cuando era niño, me asomaba desde el primer balcón de la izquierda y disfrutaba del frescor de la calle, contemplando la quietud y silencio de la misma.
    A las cinco de la tarde mi abuela me enviaba a comprar unos suizos a la pastelería que había un poco más arriba, donde ahora hay un luthier o artesano de instrumentos musicales. Ella me decía «dile que te los dé calentitos, recientitos, que si no voy yo y se entera…»
    El local de abajo, donde estaba el Centro de Estudios «Jovellanos», fue una tahona durante todo ese tiempo en el que yo iba a esa casa, y tal como señala este hermoso trabajo, ahora debe ser un estupendo local que, paradójicamente, creo entender vuelve a ser de algún modo horno de pan… y museo.
    Aún recuerdo algunas mañanas de domingo el aroma a pan que, recién hecho, se elevaba por el patio interior que dicho inmueble tenía. Era delicioso.
    Siento que mi abuela vendiera aquel inmueble. Esa calle del Espejo, si tuviera que tener otro nombre, me gustaría fuera Paz, porque yo allí la recibía, aunque ese bendito nombre para una calle creo que ya existe en otro lugar…
    Un millón de Gracias por el trabajo, don Julio, con mi más cordial saludo completo de afecto, a todos!

  5. Julio Real González

    Muchas gracias Francisco, por compartir con todos nosotros unas vivencias tan emotivas de tu infancia, así como los más preciados recuerdos familiares Emoticono grin

  6. Angela M. Velasco

    En fin Julio, solo me queda decir que como guía eres genial, por cierto veo que tienes amistad con Mercedes de Arte en Madrid, dile que fue muy injusta conmigo y que yo no tuve culpa en el tema del palacio de Villafranca.
    Espero la próxima visita con vosotros para ver con que nos sorprendeis.

    Ángela/Maribel

  7. Jose Puente

    En la calle Espejo tuvo casa Francisco de Hoyos Fernández, sirvió a Felipe II en las guerras contra los otomanos, en las guerras de Flandes con Juan de Autria, fue gobernador de Popayán en Nueva Grnada y secretario de las órdenes religiosas con Felipe III y visitador intendente de los papeles de la guerra y patrimonio Real y de los demás archivos de Simancas. En la calle Espejo en casa de dos alturas residiendo al menos tres generaciones. Su hijo Antonio Hoyos Tellez, su nieto Antonio Hoyos Rojas, su bisnieto Gaspar Hoyos y Ceball9s y su tataran8eto Francisco Hoyos Camargo. Siendo originarios de Villanueva de la Peña, Mazcuerras donde construyó un Torre en torno a 1618.

  8. Julio Real

    Muchas gracias por tan interesante aporte histórico y genealógico, Jose. Evidentemente, fruto de arduas investigaciones en legajos muchas veces de difícil interpretación y encaje, a menos que se posea conocimientos exhaustivos en historia y paleografía. Saludos cordiales.

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