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Hormigonazo en la Plaza de España

El pasado fin de semana del 21 y 22 de noviembre, tuvimos ocasión de inspeccionar sucintamente los trabajos de reforma que se vienen efectuando conjuntamente en la plaza de España, y calles de Bailén y de Ferraz. En concreto, nos centramos en el punto de confluencia de las últimas calles referidas con la cuesta de San Vicente. Y esto es debido a que es la zona cuya reforma está resultando más polémica y desencadenante de acalorados debates.

El proyecto que impulsó el anterior gobierno municipal, presidido por Dª Manuela Carmena, recibe el nombre de “Welcome Mother Nature”, siendo obra de los arquitectos Fernando Porras Isla-Fernández, Aranzazu La Casta Muñoa, y Lorenzo Fernández-Ordóñez Hernández, y sobre cuyo diseño podemos hacernos una idea visitando el siguiente enlace.

Reforma de la Plaza de España. Monumento a Cervantes
Reforma de la Plaza de España.
Monumento a Cervantes.
Fuente: www.madridproyecta.es

Uno de los aspectos del proyecto urbanístico en marcha que origina mayor controversia es el que supone la no supresión del paso elevado que comunica las calles de Bailén-Ferraz, sobrevolando la cuesta de San Vicente. Este innovador –en su época- viaducto, fue inaugurado el 26 de mayo de 1972, por el entonces príncipe de España, D. Juan Carlos. En un período de gran desarrollismo económico, en el que consecuentemente al mismo el parque automovilístico en nuestra nación no dejaba de incrementarse exponencialmente, el hecho de acceder al centro de las grandes ciudades en tu propio utilitario suponía una manifestación palmaria del nuevo poder económico de la clase media española, aunque esta circunstancia no era privativamente de España, ya que también se producía en el resto de Europa occidental. Y para poder acceder cómodamente a los centros comerciales y financieros de las grandes ciudades, nada mejor que proveerlos de las infraestructuras adecuadas: básicamente pasos elevados y túneles. Así, y en rápida sucesión, se inauguran en nuestra villa de Madrid: el célebre “scalextric” de Atocha, en 1969; el de Cuatro Caminos al año siguiente, 1969; también el de Joaquín Costa-Francisco Silvela, en 1969; el de Santa María de la Cabeza, finalizando 1971; y el de Doctor Esquerdo-Pedro Bosch-Méndez Álvaro, en 1972.

Estos pasos elevados han sido paulatinamente suprimidos: el de Atocha, entre 1985 y 1986; el de Cuatro Caminos, en 2003; el de Santa María de la Cabeza, en 2001; y el de Joaquín Costa-Francisco Silvela, en el corriente año 2020. El paso elevado que une Doctor Esquerdo con Méndez Álvaro está pendiente de su próxima remodelación, si bien tampoco se descarta su total desaparición.

¿Y qué ocurre con el paso elevado Bailén-Ferraz? ¿También desaparece?
Al contrario; está creciendo.

No tenemos más que contemplar la primera imagen, en la que observamos cómo el antiguo paso elevado se extiende, desde su lateral oriental, a cubrir parte de la calzada meridional de la plaza de España.

La segunda fotografía permite apreciar cómo también el paso “engorda” en su lateral occidental, sobre todo si observamos en la parte central las cuatro nuevas columnas que sustentan el gran dintel sobre el que apoyan enormes vigas, más propias de cualquier vía rápida interurbana que de un ámbito urbano especialmente sensible como el presente, en el que confluyen elementos arquitectónicos y urbanísticos tan relevantes como el Palacio Real, Plaza de Oriente, Jardines de Sabatini, la propia Plaza de España, el Parque del Oeste con la montaña del Príncipe Pío y su templo de Debod… y no seguimos enumerando por no hacer más sangrante la triste realidad que se está conformando. Tuvimos ocasión de comprobar al atravesar peatonalmente el paso inferior de este antiguo “scalextric” –que, eso sí, tras la reforma, será absolutamente peatonal-, el carácter aparente de improvisación, con carencia absoluta de cualquier criterio estético estructural de la ampliación, cualidad que sí adorna la obra ingenieril de comienzos de los años 70 del cada vez más lejano siglo XX.

El añadir nuevos paramentos de hormigón ya está causando que los amigos de contaminar estéticamente las paredes urbanas a base de horrendos chafarrinones de pintura estén dando rienda suelta a sus ínfulas de patético protagonismo y, por tanto, disfrutando como puercos rebozándose en sus propias heces, según podemos apreciar en el ejemplo de la tercera fotografía.

Con el proyecto urbanístico en marcha, acabamos de rematar algunas de las perspectivas urbanas que ya obstaculizaba seriamente el paso elevado de los años del desarrollismo. Por ejemplo, si nos situamos en la cumbre de la cuesta de San Vicente nos encontramos con el panorama que refleja la cuarta fotografía: la rotonda del nuevo hemiciclo del Senado queda casi completamente oculta, así como la fachada trasera del antiguo edificio de la misma institución, antiguo Colegio de Dª María de Aragón.

Y ahora que nos encontramos en esta zona: ¿por qué se ha levantado esa gigantesca pantalla de hormigón de desarrollo creciente por tramos que se une a la pasarela superior del paso elevado?

La respuesta la facilita su propia configuración: para acoger una larga escalinata de cinco tramos que permita acceder a los ciudadanos, si aún le restan ánimo y aliento para ello tras remontar la cuesta de San Vicente, al bello paseo peatonal previsto en el proyecto.

Y es que ha habido que reformar el planteamiento arquitectónico original, que preveía la demolición del magnífico muro de contención de los jardines de Sabatini, diseñados ambos por el arquitecto Fernando García Mercadal en 1933 e inaugurados en 1950, los cuales están amparados por su condición de Zona Verde Singular con Nivel 1 – el máximo grado de protección- además de formar parte del conjunto del Palacio Real, monumento nacional ya declarado en 1931, y, por tanto, administrados por Patrimonio Nacional. La demolición del elegante muro de contención se justificaba en aras a ser sustituido por un talud ajardinado que facilitara el acceso al nivel superior de la calle de Bailén y del propio paso elevado desde la cuesta de San Vicente. No estando autorizada su demolición, se ha optado por una gran escalinata, y la dotación de dos ascensores al pie del paso elevado. En la quinta foto podemos apreciar el hueco de la pantalla de hormigón que será ocupado por la escalinata que, por cierto, parece que tapará el sector septentrional del protegido muro de contención que apreciamos en el lado derecho.

La parte oriental del paso elevado no ha tenido que experimentar modificaciones importantes en relación al proyecto original, al menos en lo que se refiere a facilitar el tránsito peatonal entre la parte superior del paso elevado, y el nivel actual del acerado meridional de la plaza de España, que muestran un notable desnivel, según apreciamos e la sexta fotografía.

¿Cómo se logra atemperar esta enorme diferencia de cotas? ¿Se colocará una larga escalinata como en la parte occidental del paso elevado? Como hemos mencionado anteriormente, en esta ocasión parece que se respeta con bastante fidelidad la solución diseñada por el equipo de arquitectos del proyecto en ejecución. Se construyen unas rampas de diseño curvo, a modo de talud, que serán recubiertas por una capa vegetal en la que primará el césped. Actualmente es complicado hacerse una idea del aspecto que tendrá finalmente a la vista de lo muestra su estado actual y que podemos observar en la séptima fotografía.

Lo que sí resulta evidente al contemplar esta “rampa-talud” es el notable incremento de los elementos estructurales de hormigón, que avanzan hacia el este ocupando un mayor espacio en este sector meridional de la plaza de España. Además, parece que la cota aumenta asimismo en altura, ahogando la visión del jardín central de la plaza, que los autores del proyecto, aparte del rediseño del viario, pretenden fomentar incrementando la plantación de arbolado.

A la vista de la “rampa-talud” meridional, decidimos aproximarnos a la que se está fraguando en su sector meridional, y el resultado es el que ofrece la octava fotografía.

Efectivamente, el desarrollo oriental del paso elevado conlleva asimismo una elevación de su cota, privándonos de la contemplación íntegra del bellísimo edificio construido a finales del siglo XIX como sede de la Real Compañía Asturiana de Minas, bajo diseño del arquitecto madrileño D. Manuel Martínez Ángel.

Es muy pronto, por supuesto, para dar un veredicto definitivo del resultado del proyecto arquitectónico-urbanístico que se va materializando, y habrá que esperar a la finalización de los trabajos en marcha. Pero unos cuantos críticos hacia el proyecto elegido por el anterior consistorio no podemos menos que lamentar el que no se haya tomado por parte del actual equipo de gobierno, presidido por el Alcalde-Presidente D. José Luis Martínez-Almeida, la decisión de modificar alguno de los aspectos que más controversia han levantado sobre el proyecto que se viene ejecutando. Uno de ellos, y primordial en opinión de la mayoría de los críticos, es el mantenimiento del paso elevado en tan sensible entorno urbano. La lógica –manifestada con la demolición de pasos elevados o “scalextrics” que se vienen ejecutando desde 1985 y hasta la fecha presente, como hemos descrito anteriormente- determinaba que se hubiera eliminado completamente, y recuperado el nivel del suelo original. Se recuperaría la visión de buena parte de la plaza de España al remontar la cuesta de San Vicente, de la notable rotonda que alberga el actual hemiciclo del Senado; por no hablar de la majestuosa aparición del edificio España, y de la torre de Madrid; asimismo y situados en la zona norte de la plaza de España, se recuperaría la completa visión del mentado edificio de la Real Compañía Asturiana de Minas, así como de los jardines de Sabatini, y del imprescindible Palacio Real; eso sí, previa poda de muchos ejemplares arbóreos del antedicho jardín que se han desarrollado sin impedimento y libremente como lo harían de hallarse en plena naturaleza sin modificación antrópica alguna, ocultando de esta forma parcialmente la sede oficial de la Monarquía Hispánica.

La ampliación notable de las aceras que flanquean la cuesta de San Vicente, y el desvío alternativo del tránsito rodado que accede a este punto procedente de las grandes vías de acceso occidentales a la villa de Madrid, permitirían atemperar la densidad automovilística circulatoria, y permitiría recuperar –una vez eliminado el paso elevado- una rotonda centrada por alguna fuente monumental que redistribuyera el menguado tránsito automovilístico en este punto concreto.

Estas propuestas actualmente son simples brindis al sol, pero eran planteadas por alguno de los proyectos arquitectónicos que fueron desechados por al Ayuntamiento de nuestra Villa, argumentando, entre otras razones, que requerirían una inversión económica mucho mayor de la aprobada para el que actualmente se viene ejecutando. No obstante, una obra de esta magnitud debería tener mayor altura de miras por parte de las administraciones implicadas y deberían obligarles a pensar en una obra urbanística de calidad que redunde en beneficio de nuestra ciudad, de sus habitantes, y de sus visitantes, y que no obligue a replantear algún nuevo proyecto de reforma de aquí a 30 ó 50 años.

Fotografías por Julio Real González.

Julio Real González

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